Blanquear a Bildu

Mientras Bildu siga regida por individuos con el pasado de Arnaldo Otegi no podrá marcar distancias con el legado de ETA que sigue representando

Una de las derivadas más inquietantes de las alianzas tejidas por Pedro Sánchez para asegurar su mayoría parlamentaria, tanto en la anterior legislatura como en la que acaba de empezar, es el blanqueamiento de Bildu. Inquietante porque conlleva un esfuerzo por olvidar una página especialmente terrible y sangrienta de la historia más reciente de España. Bildu sigue a día de hoy dirigida por Arnaldo Otegi, un terrorista de ETA con condenas firmes por acciones de la banda, y sus cargos públicos y dirigentes son los que organizan los homenajes a los presos etarras que salen de prisión. Están todavía abiertas muchas de las heridas provocadas por una organización que causó casi mil muertos en una trayectoria de violencia ciega que se prolongó durante medio siglo y muchos de sus atentados continúan sin aclarar. Bildu, por más esfuerzos que haga para marcar distancias con aquel periodo, es el heredero de las ideas de ETA y le queda todavía mucho camino por recorrer para convertirse en el partido independentista de izquierda radical y ecologista que quiere aparentar. No lo podrá hacer mientras individuos como Otegi o Mertxe Aizpurua sigan decidiendo qué se hace o se deja de hacer. Esta es la organización que pasa por ser la aliada más confiable para Pedro Sánchez en el Congreso y a la que ayer le entregaron los socialistas la Alcaldía de Pamplona, en un pacto que se ha ocultado hasta que la investidura de Sánchez se ha formalizado. El modelo de relaciones que están explicitando por la vía de los hechos deja abierta la puerta a que en las elecciones vascas que deben celebrarse el próximo año haya un lehendakari de Bildu con apoyo del Partido Socialista de Euskadi. Esta posibilidad es descartada con vehemencia por los socialistas vascos, pero la larga tradición de incumplimientos de palabras dadas invalida estas negativas. Blanquear a Bildu es, por encima de cualquier otra consideración, una muestra de la falta de escrúpulos de Sánchez para blindarse en el poder.

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