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Tribuna

Carlos Ruiz villasuso

Periodista

Rosalía o la nueva España de siempre

Rosalía es la muerte del tópico, del arte administrativo, del artista de partido. Es la victoria de la fe en los jóvenes, de un mestizaje que va más allá de una mezcla de músicas

Rosalía o la nueva España de siempre Rosalía o la nueva España de siempre

Rosalía o la nueva España de siempre / rosell

No sé bien qué mundo es el que se hizo viejo y se muere, pero escucho campanas de entierro. Otro mundo, aun tardando, nace. Es tímido. Y en ese tiempo de espera sale de la cueva el monstruo, la bestia. Con el deseo de hacerse con todos nuestros miedos. Los populismos, animalismos, prohibicionismos, antitaurinismos, no son otra cosa que el ventajismo de los mediocres usando el espacio y tiempo que hay entre ese morir y ese nacer.

En un país atrapado por la bestia, se nos presenta con arrogancia natural y humildad, orgullosa, desafiante y hasta rebelde, Rosalía. El mejor y más rotundo ejemplo de que el arte, si es que es arte, ni tiene dogmas, ni edad, ni cánones, ni leyes otras que no sean lo que Lorca llamó el duende. Y éste no es otra cosa que un algo que entra y sale del cuerpo a su antojo, pero que hace que ese cuerpo sea superior en arte. Si está, hay que sacarlo fuera no sea que duela dentro. Si no está, hay que llamarlo a gritos porque duele aún más.

Rosalía es uno de esos cuerpos malditos y benditos por el duende. Mujer sin catalogación, con entrañas de flamenca, a la que ya han mandado recados ortodoxos por no ser una de ellos. Le han llegado brillos de navajas desde Andalucía porque ella no lo es, como si nadie pudiera ir a compás de un quejido si no es gitano o andaluz. Nadie tiene registrada la propiedad del flamenco.

Es de Cataluña. El lugar en donde la bestia se ha instalado con mayor despliegue mientras se muere lo viejo y nace lo nuevo. Si su arte no hubiera ido ya hasta la luna, creo que su "latinidad" o su "mediterráneo" innegable le habría causado problemas en los països catalans. Ejemplo de que la victoria del arte provoca el silencio de la bestia.

Rosalía es la muerte del tópico, del arte administrativo, del artista de partido. Es la victoria de la fe en los jóvenes, es el triunfo de un mestizaje que va más allá de una mezcla de músicas. Un mestizaje aún superior a la mezcla de razas. El mestizaje feliz, al fin, que consiste en el abrazo del arte del abuelo con el arte del nieto. Un mestizaje cumbre: cantar a su aire y al antojo de su alma, pero mostrando un respeto admirablemente novedoso por la esencia. Por lo mamao. Y el verbo mamar, para el arte, es mucho verbo.

El arte de Rosalía no agrede a pasado, presente o futuro de nada ni de nadie. La única comunicación contra el tópico y el cliché es el arte, y éste no comete la osadía de imponer una moral superior, salvadora del pueblo. Rosalía, para avanzar sin el cliché, no necesitó tachar palabra alguna ni herir a corazón alguno. Sin embargo, la verdad única de la bestia necesita campañas publicitarias que buscan escandalizar a sabiendas, como la de Risto Mejide en Valencia: tachar groseramente palabras como toros, flamenco, paella… Entre arte y artimaña, media un abismo.

¿Qué autoridad moral o artística es quien para decirle a Rosalía si lo suyo es o no es por el hecho de no ser gitana ni andaluza? ¿Pero quién le concedido a Mejide y a La Bestia de Verdad Única la autoridad de moral superior para decidir por qué se ha de conocer a España y cuál es la esencia de España? Cuidado con las morales superiores y las verdades únicas. Cuidado con los salvadores de los pueblos. Es el integrismo neofascista disfrazado de progresía. Tachar una palabra es fácil. Crearla es más jodido.

Rosalía tiene el talento de coger entre sus manos los restos del naufragio, la esencia, para dejarla encima de la mesa de los llamados millennials. Tiene dentro de la barriga a un flamenco así de grande, y en el rostro el retrato mestizo de esa belleza. Esa que no se puede encasillar o describir. La belleza que se puede describir, ni es belleza ni es ná. ¿Cómo canta Rosalía? Pues así: así que vaya a verla o escucharla. ¿Cómo era un lance de Paula? Amigo, si no lo vio, tiene usted una ruina muy grande. Mejide: ¿cómo es el flamenco? Porque si lo tachas, tachas a Lorca. ¿Cómo es el toreo? Porque si lo tachas, tachas a Lorca. Hablo de Federico García Lorca.

Rosalía ha hecho que millones de jóvenes y adolescentes pregunten qué es eso. Un capote de torear. Ha hecho que la generación más reacia al flamenco, cante y dé palmas por las esquinas. Lo que canta es a compás de una verónica, de un paso de Semana Santa, de un poema de Miguel Hernández, de un rap o como sea esa cosa, de una litrona, de una biblioteca o de un asfalto.

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