La Algaba, paraíso cítrico

Pionera en Sevilla en el cultivo de cítricos, La Algaba es una de las localidades con mayor producción de naranjas de toda la Vega del Guadalquivir, una actividad que busca nuevas fórmulas.

La Algaba, paraíso cítrico
La Algaba, paraíso cítrico
Jorge Fernández / Sevilla

11 de noviembre 2011 - 01:00

Andalucía es en la actualidad la segunda región en producción de cítricos en España. Según los datos expuestos el último informe del Centro Ifapa Las Torres-Tomejil en Alcalá del Río, la superficie cultivada en nuestra región se ha duplicado desde el inicio del milenio, llegando a las 84.000 hectáreas en el año 2008.

Este significativo aumento evidencia una apuesta decidida de los productores agrarios andaluzas, que adquiere especial relevancia en determinadas áreas de la provincia sevillana, que durante la pasada campaña aglutinó el 67% de la producción andaluza con cerca de 480.000 toneladas. Entre estas zonas se encuentra la Vega del Guadalquivir, que ha encontrado en este tipo de producto (fácilmente exportable a países como Alemania, Inglaterra o Suecia) una tabla de salvación ante el panorama económico actual.

Así al menos piensan muchos agricultores en La Algaba, uno de los municipios sevillanos pioneros en el cultivo de naranjos, mandarinos o limoneros, entre otros árboles frutales.

"Mi abuelo empezó hace unos 70 años con su explotación, una actividad que continuó después mi padre y ahora yo", comenta José Ruiz, propietario de una de las fincas donde se cuida con esmero a estos árboles de pequeño porte. "Antes de los cítricos, en la Algaba se sembraba cereal, e incluso existían viñas y bodegas, pero desde los años cuarenta aquí sólo se cultivan cítricos. Es lo único que tenemos en el municipio", apostilla.

El perfil de José es el más repetido en La Algaba: agricultor propietario de una explotación (o cortijo) que han recibido por herencia familiar. Precisamente, esta circunstancia marca una de las principales señas de identidad de esta actividad, que en muchas ocasiones no deja de ser un apoyo económico para las familias que la afrontan. "Aquí no todos los agricultores son profesionales; predominan las fincas de pequeña extensión que venden sus frutos directamente a empresas valencianas que vienen aquí por la naranja y la recogen de los árboles".

A pesar de ello, explotaciones como la de la familia Ruiz pueden llegar a producir entre 30.000 y 40.000 kilos de naranja por hectárea. Si tenemos en cuenta que esta media de producción la mantienen unas 300 hectáreas del término municipal de La Algaba, el montante total de cada campaña podría situarse en unas 12.000 toneladas. Una producción que además se extiende a lo largo de medio año (desde octubre a marzo) gracias a la amplia variedad de naranjas que crecen en sus tierras.

Entre estas variedades destaca la Navelina (primera en recogerse) que en este municipio adquiere un plus de atracción extra ante los mercados, "gracias a que su maduración es más temprana que en otros lugares". Le siguen la Washington Navel, algo más tardía que la primera; la Salustiana, ideal para zumos; la Lanelate y la Navel Late, que se recolectan al final de la campaña; y la Valencia Late, menos presente.

Pero a pesar de esta riqueza, y de la calidad de sus productos, este tipo de explotaciones adolecen, según Ruiz, de una visión más profesional que permita sacar más rentabilidad a la producción.

Este cambio de visión pasaría, en primer lugar por la "canalización de estos productos de forma global". Algo parecido a la iniciativa que se puso en marcha hace dos años a través de la marca de garantía Naranjas del Valle del Guadalquivir, una Indicación Geográfica Protegida en la que quedan amparadas las comarcas de la Vega del Guadalquivir (con La Algaba, La Rinconada o Brenes, entre otros municipios) y la Medio Guadalquivir de Córdoba, integrada, entre otros pueblos productores, por Palma del Río, La Carlota, Posadas o Almodóvar del Río.

Este grupo de municipios reúne, según señalan los promotores de la idea, de 26.000 hectáreas de superficie arbolada, lo que supone un 31,48% del total de cítricos de Andalucía y un 40% de su producción, al generar cerca de 800.000 toneladas de cítricos anuales, lo que proporciona actividad a más de 50 empresas dedicadas a esta actividad agrícola.

La unión como futuro

Precisamente estos aspectos comienzan a apuntarse en una aún incipiente iniciativa, que busca crear en el municipio algabeño una Agrupación de Producción Integrada (API).

Según apuntan fuentes del Ayuntamiento de La Algaba, a través de este instrumento los agricultores de la zona podrían optar a ayudas que favorecerían la competitividad de sus explotaciones, así como la certificación, según unos parámetros fitosanitarios, de la calidad de sus productos ante el mercado centro europeo, uno de sus principales compradores .

A través de esta agrupación se conseguirían una serie de objetivos básicos para el futuro de las explotaciones cítricas de La Algaba, que pasarían por alcanzar un mayor grado de modernización, un colectivo de agricultores mucho mejor informados, una revalorización del producto y una mejor explotación del mismo.

"Lo que ocurre en La Algaba es que no existe y nunca ha existido una asociación o cooperativa que unifique los esfuerzos de todos los agricultores", señala Ruíz, que considera necesaria la aplicación de esta medida "para que nuestros campos se adapten a unos nuevos tiempos, que pronto obligarán a tener un control de trazabilidad del producto desde que nace en la rama hasta que llega a manos del consumidor".

En este sentido, José Joaquín Gutiérrez, ingeniero técnico agrícola natural de La Algaba, apunta que en estos momentos están a la espera de una primera reunión entre los agricultores interesados y el Ayuntamiento para la que aún no hay fecha cerrada. "Creemos que esta iniciativa puede ser muy positiva para los agricultores de la zona, tal y como ocurrió en una iniciativa similar en la que participo desde hace tres años en Villamanrique de la Condesa", asegura.

Entre estos beneficios se incluiría, indudablemente, una mayor capacidad de negociación del precio de venta del producto, que "en estos momentos está entre las 23 y 26 pesetas el kilo de naranja (en el campo no hablamos en euros), un precio que cuando llega a cualquier punto de venta roza los dos euros", asegura José Ruiz. "Recuerdo -prosigue- que mi abuelo vendía el kilo de naranja hace 40 años más caro que nosotros ahora, a unas 30 pesetas".

Salvando las distancias (antes se producía menos y por lo tanto el precio de venta era mayor), el sector de explotaciones cítricas de La Algaba afronta en estos momentos uno de los retos más importantes de su longeva historia. La necesidad de una unificación de esfuerzo parece llegar a unas tierras que estarán en plena actividad hasta primavera.

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