Marinaleda, una práctica para los universitarios de la Olavide

Una veintena de alumnos de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) asistieron ayer a la conferencia que ofreció el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, para explicar cómo fueron capaces de conseguir desarrollar "una democracia participativa, organizada a través de asambleas, en la localidad". La teoría ya ha dado la vuelta al mundo, ha sido objeto de un amplio artículo en el mismo The New York Times y, ayer, se convirtió en materia de estudio en las aulas de la Universidad Pablo de Olavide.

Durante los últimos 30 años el proyecto político que ayer se explicó a los alumnos hizo famoso al alcalde por las ocupaciones y las huelgas para expropiar las tierras a los terratenientes. No todos los universitarios conocían esa historia, algunos más han seguido sus peculiares protestas desde su sillón de diputado andaluz, pero todos siguieron con entusiasmo la lección sobre cómo llegar al pleno empleo, una realidad en el pueblo, y el concepto de "urbanismo solidario", una idea que permite a los habitantes de la localidad construirse una vivienda de 90 metros cuadrados pagando 15 euros al mes.

La conferencia se celebró en el marco del Seminario de Pensamiento Político de Izquierda de la UPO con motivo de la Semana Internacional de los Derechos Humanos. El comunista planteó a los alumnos asistentes, la mayoría por afinidad política y otros para conseguir los créditos de libre configuración, la siguiente pregunta: "¿Por qué no ha habido una huelga general todavía, teniendo en cuenta de que la crisis actual es incluso peor que la del 27?" A lo que el mismo alcalde respondió: "Los sindicatos son cómplices de esta situación, son sindicatos de regímenes y no clase". El alcalde entendió la crisis como una "oportunidad para la izquierda", ya que "ha supuesto la caída del mito de que el mercado se autorregulaba y de que el Estado no debía de intervenir nunca".

Hubo momentos para las anécdotas y, finalmente, Sánchez Gordillo desveló el secreto de su éxito: "El bienestar público no puede tener límite", dijo, una filosofía que ha intentado desarrollar desde Marinaleda y que asegura que es exportable. Sólo hace falta que los alumnos tomen buena nota de la teoría. La práctica no entraba en el temario de ayer.