Nueva controversia por las comidas con vinos caros y copas cargadas a ACM

La mayoría de las facturas, entre dos y tres cada mes entre 2009 y 2011, las firma el ex gerente.

Trinidad Perdiguero

ALCALÁ DE GUADAÍRA, 07 de octubre 2014 - 05:01

Poco más de un año después de que la oposición en el Ayuntamiento de Tomares denunciara los gastos en comidas, que incluían vinos y copas, que se cargaron a las cuentas municipales sin que se aclarara del todo quiénes eran los comensales o el motivo de la cita, la controversia se traslada a Alcalá de Guadaíra, a cuenta de los recibos que han trascendido en el marco de la investigación que se sigue en el Juzgado de Instrucción 2 de Alcalá sobre supuestas anomalías contables en la extinta empresa Alcalá Comunicación Municipal (ACM), que han denunciado los grupos del PA y el PP y en la que se ha personado también CCOO.

En este caso, las facturas que constan en el expediente son de varios años -de 2009 a 2011- y se ciñen a un restaurante alcalareño, El Rincón de Bernardo. Son almuerzos con pocos comensales, cinco personas como máximo, muchas veces tres o cuatro e incluso sólo dos, que se producían con cierta periodicidad, dos o tres veces al mes. La mayoría de las facturas las firma José Luis Díaz, el que fuera el gerente y persona de confianza del regidor, Antonio Gutiérrez Limones (PSOE), al que la oposición apunta como posible responsable de esas supuestas irregularidades. A veces, en la firma, aparecen simplemente las siglas ACM y en uno de los casos, uno de los que se facturaron cubatas, sólo se apunta "PGOU".

Se deduce que son almuerzos de trabajo, por un montante que no llega a los 4.000 euros, pero en los que el cubierto superaba, de media, los 50 euros por comensal. Eran frecuentes los platos como ternera argentina, a 18 euros el plato; lomo de pargo/urta, a 20; y raciones de jamón etiqueta de oro a 19 o de lubina o dorada salvaje, a 14. En casi todas las facturas aparece alguna botella de vino y copas que se cargaron también a ACM, que, en última instancia, dependía y se nutría con fondos municipales.

A veces fueron un par de botellas, como las dos de tinto crianza por un total de 47,90 euros que cuatro personas consumieron el 17 de mayo de 2010, en un almuerzo que se remató con cinco copas de whisky, ginebra o chupitos, por casi 35 euros en total. Pero la lista de caldos es extensa: el 25 de mayo de 2010 consta un "vino de autor" a 19,95; en junio de ese año un Botani de 2008, que costó más de 17 y en septiembre de nuevo cuatro comensales dieron cuenta de un crianza de 27 euros. En las facturas, aparece un San Román de 2004, de 35 euros que consumieron tres personas; un Orben, de 27,95; un Viñas de Gain (23); o un Abadía Retuerta 2006, por el mismo precio.

Como ocurrió en el caso de Tomares, que justificó el gasto por la atención que se dispensaba a personalidades que acudían al municipio, el que estas facturas se cargaran a la empresa municipal no es, en sí, un hecho irregular, aunque es relevante del dispendio que se dio en algunas instituciones y entes públicos en los años de bonanza. Este diario preguntó al gobierno socialista alcalareño sobre la justificación de estas facturas, pero no hubo respuesta.

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