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El asesino de Brenes confesó el crimen a los policías que lo detuvieron

Un agente de Criminalística de la Guardia Civil se dirige a la puerta de la casa.

Un agente de Criminalística de la Guardia Civil se dirige a la puerta de la casa. / Antonio Pizarro

José Antonio Sánchez Barriga, el que fuera testigo número uno del caso Arny y al que también se conoció entonces con el nombre en clave de Eduardo, admitió a los policías locales de Brenes que lo detuvieron la noche de este viernes que había matado a un hombre y herido a otras dos personas en una vivienda del municipio. No sólo confesó la autoría del crimen, sino que también indicó a los agentes dónde había dejado el arma empleada, que fue un calabozo.

Se trata de una herramienta agrícola utilizada para cortar hierbas y zarzas y limpiar ramas. La que empleó el asesino de Brenes era, en concreto, una muy vieja y oxidada. La dejó encajada en la rendija de la puerta de una casa de la calle Morales Gómez, colindante a la que fue el escenario del crimen. El sospechoso introdujo el filo de la herramienta entre la parte baja de la puerta y el poyete de la casa, dejando a la vista el mango. Allí pudieron los policías locales de Brenes y la Guardia Civil recuperar el arma homicida.

Un calabozo similar al empleado como arma en el crimen. Un calabozo similar al empleado como arma en el crimen.

Un calabozo similar al empleado como arma en el crimen. / M. G.

Los hechos ocurrieron poco antes de las nueve de la noche en una casa de la calle Morales Gómez, una vía peatonal del centro de Brenes. En la vivienda reside una persona con antecedentes y problemas con las drogas, muy conocido en la localidad. Sobre las nueve menos cinco, la Policía Local recibió una llamada de un ciudadano que decía haber visto a un hombre salir corriendo de la citada vivienda portando un hacha en la mano. 

Una patrulla de la Policía Local, que se encontraba en ese momento en otro servicio y que iban acompañados por el alcalde, Jorge Barrera, acudió al domicilio. Al instante también llegó la patrulla de la Guardia Civil de Tocina. Al llegar a la casa, los agentes se encontraron al propietario de la misma con un golpe en la cabeza. Éste indicó que el autor de la agresión era el Barriga, como se conoce en el pueblo al que fuera el testigo principal del caso Arny, la trama de corrupción de menores en el pub del mismo nombre que supuso un escándalo en la Sevilla de los años noventa. Además, aseguró que en la planta alta de la casa había un matrimonio al que también había agredido.

Los policías y guardias civiles subieron y se encontraron a una mujer que se encontraba en estado de shock, con la cabeza abierta y con la cara llena de sangre. Esta señora sólo decía su nombre de pila y miraba hacia un lugar de la estancia en el que estaba tumbado en el suelo su marido, en medio de un enorme charco de sangre. Este hombre aún vivía cuando llegaron los policías, pero tenía al menos dos fuertes machetazos. Uno de ellos era muy profundo, en el cuello, y el otro en la cabeza.

Los servicios sanitarios sólo pudieron certificar la muerte del hombre, que fue identificado posteriormente como J. M. A. F., de 53 años y natural de Constantina. Se estableció entonces un dispositivo para arrestar al sospechoso, que permanecía fugado y del que los agentes temían que se pudiera marchar del pueblo. A la búsqueda del mismo se unió una patrulla de la Guardia Civil de Carmona.

Los agentes estuvieron buscando al sospechoso en varias zonas del pueblo y lo encontraron finalmente en una vivienda de la calle Cervantes, una casa en la que reside un toxicómano y que suelen frecuentar personas con adicciones. El dueño de la casa permitió a los agentes que entraran en la misma. Los policías encontraron al Barriga en la azotea de la casa. Allí lo detuvieron sin que presentara resistencia alguna. Desde allí fue trasladado al cuartel de la Guardia Civil. El alcalde acompañó a los agentes durante toda la búsqueda y también estuvo presente en el momento de la detención.

Policías locales de Brenes, en la casa de la calle Cervantes donde fue detenido el sospechoso. Policías locales de Brenes, en la casa de la calle Cervantes donde fue detenido el sospechoso.

Policías locales de Brenes, en la casa de la calle Cervantes donde fue detenido el sospechoso. / Raúl Caro / EFE

Según las primeras investigaciones, el asesino y la víctima se habían conocido en prisión. José Antonio Sánchez Barriga había salido recientemente de la cárcel después de haber sido condenado a 15 años por otro homicidio, cometido en el año 2004, cuando mató a un anciano a golpes con una viga de hormigón. Por qué se produjo la pelea que llevó al Barriga a liarse a golpes con el calabozo contra las personas que había en la casa es algo que aún está por aclarar. No se descarta que se produjera algún robo entre ellos, lo que llevara al asesino confeso a perder la calma.

Un equipo del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de Sevilla estuvo inspeccionando la escena del crimen, en la planta superior de la casa. Los agentes encontraron el suelo y una cama llena de papelinas de droga. En la zona en la que cayó malherida la víctima había una gran cantidad de sangre, mientras que en el lugar donde estaba la mujer había sangre mezclada con los pelos que los golpes dados con el calabozo le había cortado.

Fachada de la vivienda en la que se cometió el crimen. Fachada de la vivienda en la que se cometió el crimen.

Fachada de la vivienda en la que se cometió el crimen. / Raúl Caro / EFE

La comisión judicial decretó el levantamiento del cadáver sobre la una y media de la madrugada. El cuerpo de la víctima fue trasladado en una furgoneta del Tanatorio Nervión hasta las dependencias del Instituto de Medicina Legal, donde se le practicará la autopsia en las próximas horas. Esta prueba forense determinará cuántas heridas presentaba el cuerpo y cuáles fueron letales.

La calle Morales Gómez permaneció precintada durante la noche y con la vivienda custodiada por la Guardia Civil. Durante el tiempo en el que los agentes de Criminalística, la forense y el juez examinaron el lugar de los hechos, permanecieron en torno a la casa varios miembros del servicio de Protección Civil, así como policías locales de Brenes.

En la calle apenas había personas ajenas al personal de seguridad y emergencias, tanto por el toque de queda como por la lluvia que caía de manera intermitente, y a ratos con bastante intensidad. Sólo una pequeña reunión de ciudadanos rumanos en una calle próxima llamaba la atención. Era un velatorio, pues un miembro de esta comunidad había muerto antes como consecuencia del Covid-19.

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