La iglesia de la Merced de Écija reabre sus puertas tras seis años y una compleja restauración

El bello templo astigitano ha estado cerrado debido a graves problemas estructurales en su cubierta, bóveda y muros

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La misa reapertura de la iglesia de la Merced.
La misa reapertura de la iglesia de la Merced. / M. G.

La iglesia de la Merced de Écija reabrió sus puertas al culto la tarde del miércoles, día de la festividad, con una eucaristía solemne presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses. El templo, que permanecía cerrado desde 2019 debido a graves problemas estructurales en su cubierta, bóveda y muros, acogió a numerosos fieles astigitanos que llenaron la nave para celebrar este histórico acontecimiento.

La reapertura culmina un largo proceso de restauración, cuya última fase se centró en el espectacular retablo mayor del templo. Esta pieza, de gran valor artístico, es una obra destacada de la transición entre el renacimiento tardío y el barroco temprano, realizada entre 1608 y 1615 por un equipo de escultores cordobeses: Juan de Ortuño, Pedro Freile de Guevara, Felipe Vázquez Ureta bajo la supervisión de Juan de Oviedo, maestro mayor del Arzobispado de Sevilla.

Un momento de la celebración.
Un momento de la celebración. / M. G.

Durante su homilía, el arzobispo destacó la belleza del templo restaurado y lo describió como un "signo de la Iglesia viva, que somos todos nosotros" y un lugar donde "el Cielo toca la tierra”. Agradeció la implicación de todas las partes, desde la parroquia y la Hermandad de la Piedad hasta el Ayuntamiento de Écija —cuya alcaldesa, Silvia Heredia, estuvo presente—, el equipo técnico del Arzobispado y, "sobre todo, a la comunidad cristiana que ha sostenido con su fe y generosidad este empeño".

Monseñor Saiz decubre una placa en el templo.
Monseñor Saiz decubre una placa en el templo. / M. G.

Un proyecto de restauración y formación

La intervención en el retablo mayor fue el broche final de los trabajos y se enmarcó en la campaña de verano de conservación del patrimonio de la Archidiócesis de Sevilla. El objetivo era estabilizar y recuperar la obra, que presentaba un estado de conservación "muy deficiente". El dorado y la policromía estaban oscurecidos por polvo, hollín y cera; además, presentaba pérdidas de adherencia en la pintura, daños por insectos xilófagos y pérdidas volumétricas en las esculturas.

Los restauradores Antonio Gamero y Agustín Martín de Soto.
Los restauradores Antonio Gamero y Agustín Martín de Soto. / M. G.

El equipo técnico, liderado por Antonio Gamero y Agustín Martín de Soto, llevó a cabo una minuciosa labor de limpieza, consolidación de elementos inestables, reintegraciones puntuales y la aplicación de una capa de protección final, todo realizado íntegramente in situ.

Este proyecto también destaca por su carácter formativo. Se realizó gracias a un convenio de colaboración entre la Archidiócesis y la Universidad de Sevilla, permitiendo la participación de 14 alumnos en prácticas del grado en Conservación y Restauración. Esta iniciativa, coordinada por el delegado diocesano de Patrimonio, Antonio Rodríguez Babío, ya va por su décima edición y ha intervenido en numerosos templos de la provincia, un compromiso que le valió a la Archidiócesis un premio de la universidad en 2021.

El exterior del templo.
El exterior del templo. / M. G.

Al finalizar la misa, el párroco, Rafael Calderón, agradeció la colaboración de todas las instituciones. Como testimonio de la jornada, el arzobispo desveló una placa conmemorativa y firmó en el libro de honor de la hermandad.

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