Patrimonio

El mayor molino del Guadalquivir aflora de nuevo

  • El Ayuntamiento de Lora tiene un anteproyecto para recuperar su aceña, del siglo XVIII

  • Contaba con hasta seis moliendas y se enterró por seguridad hace décadas

  • La azuda o presa, de 350 metros de largo, aún puede apreciarse en el lecho del río

Parte de la sala de muelas de la Aceña, desenterrada parcialmente, con Lora del Río al fondo.

Parte de la sala de muelas de la Aceña, desenterrada parcialmente, con Lora del Río al fondo. / M.G.

En el Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico de Pascual Madoz, el exhaustivo inventario nacional del siglo XIX, se deja claro que el conocido como el Molino Harinero de la Aceña de Lora del Río, de principios del siglo XVIII o anterior, no es poca cosa: con seis piedras de molienda, según se describe, es el que se encuentra en “mejor estado y por su fábrica y situación se considera el primero del Guadalquivir, moliendo en las 24 horas 600 fan.”.

A pesar de la envergadura –la azuda o presa que canalizaba el agua tiene 350 metros de largo y seis de ancho y los grandes bloques de granito aún pueden verse en el lecho del río– ha sido un ejemplo más del olvido en el que suele caer el patrimonio fabril.

El Ayuntamiento, con el empuje de la Plataforma Vecinal Hospital Puente de Hierro, está dando pasos ahora para que se recupere el edificio que queda, la sala de moliendas, y que pueda ser visitable, como un ejemplo más del patrimonio histórico de la Vega sevillana, donde aguas abajo se conserva como referencia también el molino de la Aceña de Alcolea, del siglo XV.

La estructura, en la que pueden intuirse las seis bóvedas que sostenían otros tantos ejes, accesos y contrafuertes. La estructura, en la que pueden intuirse las seis bóvedas que sostenían otros tantos ejes, accesos y contrafuertes.

La estructura, en la que pueden intuirse las seis bóvedas que sostenían otros tantos ejes, accesos y contrafuertes. / M. G.

El de Lora, todavía enterrado en su mayor parte al final de la conocida como la Alameda del Río, donde se pone la feria, es una contundente construcción diáfana. Tiene hasta seis bóvedas sustentadas por pilares de piedra, en las que se insertaban cada uno de los ejes que movían las piedras y en cuyo interior el agua hacía un preciso recorrido. Los respiraderos de cada una también están tallados en granito.

Está en una cota -3, que se estima que era habitual entonces. Quedó desconectado del río cuando se construyó el muro de defensa, en 2005. Según los informes que se hicieron para aquel proyecto, se conservaban, entre otras cosas, restos de pavimentos.

Recientemente, se volvió a desenterrar parcialmente, lo que ha permitido observar los contrafuertes y los huecos por los que se producía el flujo del agua.

Los contrafuertes del edificio, reconstruido en el siglo XVIII, pero que podría ser anterior en su origen. Los contrafuertes del edificio, reconstruido en el siglo XVIII, pero que podría ser anterior en su origen.

Los contrafuertes del edificio, reconstruido en el siglo XVIII, pero que podría ser anterior en su origen. / M. G.

Hay un anteproyecto para seguir desenterrando y vaciando el edificio, con el objetivo de que pueda verse al completo desde arriba y entrar y salir en un breve recorrido para entender su funcionamiento.

El alcalde, Antonio Enamorado, señala que el diseño final está a expensas del informe del arqueólogo al que se ha contratado, el mismo que trabaja en el proyecto de rehabilitación del Castillo de Lora.

Según se recoge el anteproyecto, hay otra histórica relación de aceñas del río Guadalquivir desde Córdoba en la que se cita que la de Lora se hallaba en desuso hasta 1746, aunque fue reconstruida en 1765. En los años 50 del siglo XX, un grupo de jóvenes loreños intentó que la zona se convirtiera en una especie de club náutico deportivo y lo desenterró, accediendo al interior de esta sala de muelas.

Antonio Enamorado señala que fue accesible hasta los años 70 u 80. Él mismo recuerda haber entrado. Pero se fue cubriendo con las arenas limosas del río y, más tarde, el Consistorio lo tapó para evitar su deterioro o accidentes.

En los últimos meses y con el apoyo de la Plataforma Hospital Puente de Hierro, que ha colaborado, se ha vuelto a desenterrar en parte para evitar un derrumbe por el peso del material. También se ha presentado en la Consejería de Cultura el citado proyecto para que pueda ser visitable y que los propios vecinos, sobre todo los niños, puedan conocer ese patrimonio.

Enamorado destaca que el pueblo de Lora del Río “siempre ha vivido de espaldas al río”, al que se ha vinculado sobre todo con “tragedias e inundaciones”. Ahora que la construcción del muro de defensa, en 2005, al menos ha minimizado el riesgo, cree que es el momento de “empezar a vivir de cara al río”, como “una fuente de recursos y de gran atractivo pra la localidad”, desde el punto de vista paisajístico y arqueológico y este es uno de sus hitos.

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