Altercados en Estepa

"No queremos volver al pueblo"

  • Tres miembros del clan de los Chorizos aseguran que han pagado por los robos cometidos por una familiar y defienden su inocencia.

Tres miembros del clan de los Chorizos aseguran que no tienen nada que ver los robos que se han cometido en los últimos meses en Estepa. Admiten que tienen una familiar toxicómana y que ha cometido diversos robos, pero que el resto de la familia nada tiene que ver con ellos. En una entrevista realizada en las puertas de los juzgados de Sevilla, José María Torres Jiménez, Paula Manzano Velázquez y Rocío Romero Martín explicaron ayer a este periódico la situación en la que se encuentran desde que huyeron de Estepa, el pasado sábado, después de que un grupo de personas incendiara sus casas.

Una de las viviendas era legal y la otra admiten que había sido ocupada. La pareja que residía en la primera casa, la formada por José María Torres y Paula Manzano, que tienen tres hijos, ya ha iniciado los trámites con la Junta para buscar algún realojo en otro municipio de la provincia. La otra casa incendiada había sido ocupada por Rocío Romero Martín y su marido, Alejandro Torres Jiménez, uno de los que fue detenido el pasado domingo por la Guardia Civil cuando entraba en Sevilla con, presuntamente, una serie de enseres robados.

 

"Lo que llevábamos eran dos colchones y una nevera. Se lo compramos a unos rumanos. No eran robados. No hemos robado nada, que lo demuestren. Y que pague quien lo haya hecho", dicen. Precisamente tras la entrevista tenían cita con su abogado para preparar la comparencia prevista para hoy en los juzgados de Estepa, en la que se revisará la prisión preventiva de Alejandro Torres.

 

"No queremos volver a Estepa, quizás mi madre o algunos de los familiares que más tiempo lleven allí, pero nosotros desde luego que no", dice José María. "Lo único que queremos es que nos dejen tranquilos. No entendemos lo que ha pasado. Porque tengamos una familiar que robe no tenemos que pagar nosotros", añade. 

 

"Hay ratos en los que no te lo puedes creer. Es una injusticia. Nos dicen ladrones pero se han llevado todo de nuestras casas y encima le han metido fuego", apunta su mujer. Los tres creen que hay un componente racista en los ataques, algo que los vecinos de Estepa niegan. "Hay robos en el pueblo cometidos por personas que no son gitanas, y a ellos nadie les quema las casas".

 

Cuentan que sus problemas comenzaron aproximadamente un año atrás, cuando la familiar toxicómano cometió presuntamente un robo dando un tirón. La víctima estaba emparentada con la familia del ex marido de Paula Manzano, a la que un grupo de personas propinó una paliza. "Desde entonces nos han amenazado, a veces han disparado perdigones contra nuestras casas, pero nunca imaginamos que pasara lo del sábado".

 

Pese a ello, ese día decidieron marcharse a Málaga, a la playa, a pasar el día. "Sabíamos que había una manifestación y no queríamos problemas. Nos fuimos a pasar el día a la playa y un vecino nos llamó para decirnos que estaban quemando nuestras casas. Mi suegro tuvo que saltar a un patio de una casa de al lado, con su niño pequeño, que se raspó un poco las manos", dice Rocío Romero, pendiente de la situación de su marido, en prisión.

Tampoco quiere volver a Estepa. Al vivir en una casa ocupada, no podrá pedir un realojo. No sabe lo qué hará, pero por su cabeza no pasa regresar a Estepa. "Lo único que queremos es que nos dejen tranquilos. A la gente de Estepa les diríamos que están muy equivocados, que no sabemos cómo un pueblo tan católico ha podido caer en esto", dice, mostrando una serie de imágenes insultantes que les han llegado a través de mensajes de whatsapp. Todos ellos, aseguran, serán puesto en conocimiento de los jueces para que tomen medidas.

 

Estas tres personas pasan estos días en Sevilla, mientras otros miembros del clan están desperdigados por otros municipios de Andalucía. "Estamos viviendo en una furgoneta. No sabemos qué hacer ahora mismo". El clan de los Chorizos -cuyo nombre viene del apodo con el que se conoce al patriarca- está compuesto por entre 50 y 60 personas y no sólo está asentado en Estepa, sino también en otros pueblos de la comarca. El único que permanece en Estepa esta semana es, precisamente, el patriarca.

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