¿Qué ver en Estepa en una escapada de un día?

Este municipio de la campiña sevillana ofrece una gran variedad gastronómicas y turística a todos los visitantes

¿Qué ver en Écija en un día?

Imagen de Estepa
Imagen de Estepa / Juan Carlos Vázquez

La provincia de Sevilla está llena de municipios con mucho encanto y variedad entre sus calles por eso es recomendable visitarlos aunque sea en una escapada de un día. Aprovechando que los fines de semana el buen tiempo acompaña, estas rutas son un plan diferente y divertido para toda la familia o para una quedada entre amigos, así se sale de la rutina y se conoce más a fondo la provincia que tiene grandes maravillas reservadas para todos aquellos que las quieran disfrutar.

Estepa se encuentra en la Campiña sevillana y está situada en la ladera de Sierra Becerrero, al sudeste de la provincia, en el lí­mite con la provincia de Málaga. Desde su castillo se domina una espléndida panorámica de sus tierras, dedicadas a la agricultura de cereal y olivos. A pesar de que este municipio es famosísimo por sus mantecados, no son lo único relevante o destacado que tienen para ofrecer al visitante. Fue declarada Conjunto Histórico-Artí­stico en 1965, contiene numerosos monumentos y edificios de interés como la Iglesia de S. Sebastián, la Iglesia de Santa Marí­a, el Convento de Santa Clara, el Balcón de Andalucí­a, entre otros.

Rincones con mucho encanto en Estepa

Aquellos que quieran pasar una jornada diferente conociendo este municipio sevillano y es que la amplia historia que ha vivido Estepa le permite a los foráneos ver entre sus calles el paso del tiempo y de las diferentes civilizaciones que lo han habitado. Desde el neolítico ha habido habitantes en este espacio y con el paso del tiempo fue colonizado por los cartagineses, romanos, los musulmanes y finalmente por los cristianos tras la reconquista de Fernando III en 1240.

Uno de los monumentos que no deben perderse cuando acudan a Estepa es la Torre de La Victoria y Convento de Los Mínimos. La Orden de los Mínimos de S. Francisco de Paula llegó a Estepa en 1561 bajo el patrocinio de los Marqueses de Estepa. La torre es el único vestigio que queda de la desaparecida iglesia de la Victoria, que perteneció al convento de los Padres Mínimos. Se comenzó en 1760 rematándose en 1766. Tiene una altura de 40 m y está dividida en cinco cuerpos combinando ladrillo aplantillado con piedra en cornisas y cuerpo de la base.

Lo mejor es disfrutar de su centro histórico sin prisas y paladeando cada uno de sus bellos rincones, además de su gastronomía. Su cocina siempre ha estado marcada por los productos de temporada, exceptuando todas aquellas recetas que tienen que ver con las legumbre, en sus diferentes formas de cocinarlas. Pero si hubiera que destacar un plato por su simplicidad y fácil preparación, sería el salmorejo. Con clara influencia cordobesa es uno de los manjares más consumidos no solo en Estepa, sino en gran parte de la comarca.

Aunque eso sí, Estepa es ante todo muy repostera. Además de sus famosos mantecados y polvorones, hay una gran variedad de dulces caseros que se elaboran periódicamente, siendo los más representativos, las magdalenas, los rosquitos de almendra trenzados, la cocochas, las flores de miel, pestiños, tirabuzones o los típicos ochíos.

Industria del mantecado en Estepa

La tradición de este municipio en cuanto a los mantecados y dulces se remonta a 1559, es ahí donde aparece la primera referencia histórica sobre la venta de estos productos. En dicha venta aparece como testigo Tristán Gómez, de oficio repostero. No tiene nada de extraño que así fuera porque eran ya conocidas y apreciadas dos golosinas de nuestra localidad: su miel y su mermelada.

En el siglo XVI se tiene constancia de que algunos predicadores que iban a oficiar misas al municipio pedían que se les pagase "en género", recibiendo tras la función religiosa tarros de miel, procedentes de los panales que se extendían por toda la localidad. En los antiguos recetarios de repostería estepeña se aludía también a los alajúes, los precedentes de los actuales turrones que fabricaban los árabes a base de miel y almendras, apareciendo los turroneros en algunos documentos como el Archivo de Protocolos Notariales del siglo XVIII. También aparecen en los inventarios del siglo XVII numerosas referencias a las chocolateras.

Pero todo comentario sobre el origen de los dulces de Estepa debe hacer referencia al convento de Santa Clara fundado en 1559, en donde se vienen elaborando dulces desde hace 400 años. Una visita a los archivos documentales del convento revela que llegaron a tener a confiteros contratados para atender la demanda que les llegaba desde Sevilla o Madrid, adonde dirigían sus productos elaborados con cacao traído desde Caracas. En este convento se conservan además algunas referencias a la elaboración de mantecados con recetas antiguas.

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