ESTÁ eternizándosele la temporada al Betis y ha llegado al tramo final desconocido, sin nada que ver con lo que ha venido ofreciendo. Afortunadamente, la renta acumulada le permite estar nuevamente en Europa, pero la sensación es decepcionante, sobre todo a raíz de aquella noche en Elche en que se lesionó Fekir. Anoche se topó con un bloque coriáceo que rentabilizó una ocasión para hace gol en sensacional testarazo de Alderete.

En escena una imagen antañona y que reaparecía de la mano de Bordalás. Un Getafe organizado atrás con la variante de adelantar la posición de Djené para mostrarse omnipresente en la lucha por la zona de creación. Y no más comenzar, la triste noticia de la lesión de Enes Ünal en una acción en solitario. También muy pronto la realidad de que el Betis ha llegado al tramo postrero cortito de recursos y, sobre todo, de fútbol, con lo que el juego es lo que ha diseñado Bordalás.

No logra el Betis combinar mínimamente y el primer disparo ocurre a la media hora obra de Ruibal. Se espera que aparezca Canales, pero se juega cortita y al pie para solaz de un Getafe impenetrable, que se limita a eso y que no se acerca a Bravo ni por equivocación. Y cuando se llega al intermedio se hace fuerte la sensación de que mucho han de cambiar las cosas para que el partido se decante para alguien. Claro que queda un mundo y puede pasar cualquier cosa.

Y lo que quedaba parecía que iba a pintar mejor para el Betis, que encuentra el secreto de su fútbol y que puede marcar mediante Ayoze y Juanmi. Pero el que va a marcar es el Getafe en un córner gratuitamente cedido. Todo termina empeorando con la expulsión de Pezzella, con lo que el repertorio de desdichas se cumple en su totalidad. Afortunadamente, la clasificación continental estaba conseguida, pero todo iniciado coincidirá en que apareció un Betis en estado puro.