El Betis de muchas generaciones, el de su 'antiguo testamento', honró y despidió con honores este martes a su jugador Luis Márquez, fallecido a los 51 años a consecuencia de un cáncer, en un multitudinario funeral celebrado en la Iglesia la Magdalena.

Julio Cardeñosa y Rafael Gordillo, dos de las trece barras del escudo bético, Alexis Trujillo, Antonio Casado, Ángel Cuéllar, Ito, Julio García, Pedro Píriz, Juan Camacho, José Eugenio Ruiz, Quico, Salva Navarro, Juanjo Cañas o Juan Merino han sido, entre otros, algunos de los jugadores béticos de las últimas décadas y generaciones que han tributado su último adiós a Luis Márquez.

A honrar a uno de los suyos también llegaron a Sevilla uno de los mejores entrenadores del club y actual accionista, Lorenzo Serra Ferrer, con quien Márquez ascendió a Primera División y contribuyó con un gol el 8 de mayo de 1994 al ganarle 0-2 en El Plantío al Burgos.

También estuvo otro futbolista de esa generación dorada del fútbol sevillano, el jugador del Sevilla y del Espanyol Francisco López Alfaro, quien se sumó a los cientos de personas que hoy se han reunido para despedir al futbolista verdiblanco entre 1989 y 2000.

Desde media hora antes, los aledaños de la Iglesia de la Magdalena se encontraban ya llenos para asistir a un funeral al que asistieron el presidente y vicepresidente de la entidad, Ángel Haro y José Miguel López Catalán, respectivamente, y que se ha convertido en el tributo del club bético a quien defendió su escudo durante una década.

No faltó nadie, desde el descubridor del jugador y de tantos otros talentos del fútbol como Andrés Iniesta, Germán Vaya Mani, quien en un discreto segundo plano esperaba en un banco del final de la iglesia desde mucho tiempo antes de la entrada del féretro. No en vano, en las fotos en sepia de la Copa del Rey infantil lograda por el Betis en 1987 en Santander, Mani era el entrenador de un equipo en el que figuraban, entre otros, Cuéllar y Márquez, quien por aquel entonces se anunciaba como Schuster por su parecido con el internacional alemán.

También estuvieron el médico del Betis en todos los años de Luis Márquez, Tomás Calero, además del fisioterapeuta de la entidad y uno de sus apellidos de oro, José María Montiel, además de numerosos trabajadores de la entidad y directivos de otras épocas como Balbino de Bernardo.

No en balde, ha sido el adiós a un jugador que dejó mucha huella en el Betis en sus nueve temporadas en el primer equipo y en sus muchos años en la cantera, en la que fue campeón de Copa infantil en 1987 y juvenil en 1990 antes de debutar en partido oficial en el primer equipo el 25 de febrero de 1990 en un partido ante el Palamós. En sus años en la élite, Márquez disputó 202 partidos oficiales -166 de Liga, 32 de Copa, 2 de la Recopa y 2 de la Copa de la UEFA- y marcó 15 goles, dos de ellos de los más recordados por la afición verdiblanca: uno de los dos del ascenso en Burgos y el que le hizo un Sábado de Pasión de 1995 al Atlético de Madrid de una volea desde la esquina del balcón del área a la salida de un córner.