Betis- Villarreal | La crónica

Gerard Moreno aprovecha la soledad de Guido Rodríguez para destrozar al Betis (2-3)

Chimy Ávila es expulsado por protestar después de haber conseguido las dos tarjetas a Alberto Moreno.

Chimy Ávila es expulsado por protestar después de haber conseguido las dos tarjetas a Alberto Moreno. / Juan Carlos Vázquez

Derrota inesperada de un equipo tan fiable como es el Betis de Manuel Pellegrini. Los verdiblancos dejaron escapar sendas ventajas, además, para caer ante un Villarreal que sacó provecho de las debilidades defensivas de los locales debido a la falta de un baluarte principalísimo como Pezzella y también, por qué no decirlo, por la carencia de William Carvalho para tratar de ayudar, siquiera apoyar, a Guido Rodríguez en el latifundio que se creaba en el centro del campo.

Porque eran demasiados metros para el medio centro argentino en su retorno a la titularidad. Ni William Carvalho, por supuesto, le ahorraba al menos una parcelita en el campo a la hora de correr ni tampoco Fekir lo hizo. El resultado fue que el más listo de la clase, en este caso Gerard Moreno, supo donde hacerles daño a los béticos, se ubicó en una zona entre Guido, a su espalda concretamente, y una pareja de centrales compuesta por Sokratis y Chadi Riad que tampoco estaba capacitada para tomar riesgos y estrechar el campo.

El internacional español, sencillamente, destrozó al Betis con esa ubicación. Controlaba la pelota con libertad, driblaba al que acudiera a lo loco a hostigarlo, unas veces Guido, otras Chadi Riad, y después sacaba el periscopio para descubrir que Sorloth estaba completamente en solitario para acabar de rematar a los verdiblancos. Fue llamativo, sin embargo, que un hombre con la sapiencia de Pellegrini no supiera detectar esa falla para haber metido un rato antes a Johnny o Marc Roca. Incluso a los dos como hizo el chileno cuando ya estaba por debajo en el marcador para suturar la herida.

El infantilismo de Chimy Ávila

Cuestión también digna de ser analizada por su pésimo papel en beneficio de quien le paga fue la acción de Chimy Ávila en el minuto 70. El argentino había conseguido la expulsión de Alberto Moreno por una doble tarjeta amarilla, la primera por obstrucción y la segunda por un empujón en el rifirrafe posterior. El lateral izquierdo ya estaba fuera del partido cuando el bético se levantó, recibió un tirón en la oreja y se fue a reclamar al auxiliar de Hernández Hernández con el árbitro principal justo al lado. 

El juez canario, faltaría más, estaba deseando equilibrar el número de futbolistas de los dos equipos tras semejante riña y le mostró la segunda al Chimy. Las caras de Pellegrini y Rubén Cousillas cuando recibían las explicaciones de su futbolista eran para verlas. Incredulidad absoluta y, probablemente, ganas de darle una colleja por haber sido tan ingenuo, por no haber abierto las puertas a veinte minutos en superioridad numérica.

Nadie sabe qué hubiera pasado con once contra diez, pero es indudable que hubiera sido mucho mejor para el Betis a la hora de buscar el empate a tres. Pero la realidad, sin embargo, fue que los béticos sólo tendrían una opción clara en ese asedio final. Fue un disparo de Ayoze que sacó Bailly con serio riesgo para haberse metido la pelota en su portería (79'). El resto fue más un quiero y no puedo, entre otras cosas porque el combustible de Fekir tampoco daba ya para mucho más.

Mucho acierto ofensivo de los dos

Iba a ser un partido con un elevado porcentaje de acierto en el aspecto ofensivo. Los dos equipos tenían futbolistas de calidad sobre el terreno de juego y eso se iba a notar a la hora de la suerte suprema. También, por el contrario, las defensas no iban a ser nada contundentes ni en un bando ni en el otro y eso conducía todo a un matiz de incertidumbre en lo referente al marcador.

El Betis de Pellegrini es casi imposible que cometa dos fallos consecutivos en el torneo liguero y no hay más que repasar sus números durante las cuatro últimas temporadas para corroborarlo, pero esta vez se iba a empeñar en que así fuera por su debilidad por el medio en la escasa ayuda a Guido Rodríguez.

Willian José remata el 2-1 después de un pase de Fornals. Willian José remata el 2-1 después de un pase de Fornals.

Willian José remata el 2-1 después de un pase de Fornals. / Juan Carlos Vázquez

El partido tenía un claro pronóstico local en las quinielas, ya que los verdiblancos llegaban de una derrota contra el Atlético en el Metropolitano, pero, claro, ésas son cábalas propias de los quinielistas, después hay que corroborarlas en el terreno de juego y para ello hay que hacer muchísimas cosas bien más que el rival. Pellegrini movió al cincuenta por ciento de los jugadores de campo para que entraran en el equipo Sokratis, Miranda, Guido Rodríguez, William Carvalho y Fekir. Ya no hay tantos motivos para las rotaciones, pues, desgraciadamente, han desaparecido los compromisos intersemanales, pero al chileno le sigue gustando agitar el árbol para mantener a todos sus futbolistas en un estado de tensión permanente.

Y acertó en el primer periodo. El Betis fue un equipo dinámico, bien colocado en el campo bajo el tradicional dibujo de 1-4-2-3-1, con la presencia siempre asimétrica de Chimy Ávila como extremo izquierdo con tendencia clara a entrar hacia el centro. Más o menos lo mismo que sucedía en su día con Juanmi e incluso ahora con Ayoze. Uno de los hombres de las bandas en ataque tiene corazón de centro delantero. Con semejante arsenal no era extraño que existiera un elevado porcentaje de acierto ante el gol.

Fue lo que sucedió en el primer periodo, pues los béticos festejaron con los suyos cada acercamiento peligroso que tuvieron hasta la portería de Jörgensen. Se exceptúa un disparo escorado del Chimy Ávila con el exterior (12') y el resto acabó en gol. Primero, a través de una jugada a balón parado, una falta casi en el córner con dejada de cabeza de William Carvalho y un remate muy certero de Guido Rodríguez (30'); después, un balón que se perdía por la línea de fondo al que llegó in extremis Pablo Fornals para que lo rematara con acierto Willian José ya en el tiempo de prolongación del primer periodo (47').

Por medio, eso sí, el Villarreal había llegado a empatar con demasiada facilidad, pues la defensa no estaba tan acertada sin Pezzella. Una maniobra de Gerard Moreno dejó solo a Sorloth gracias a que Fornals rompía el fuera de juego y Álex Baena marcaba a puerta vacía.

Autogol de Sokratis decisivo

Esa ventaja bética del intermedio se iba a esfumar demasiado pronto. Otra maniobra de Gerard Moreno, esta vez hacia la banda derecha para sacar de su sitio a Chadi Riad. Un buen centro, sin aparente peligro al no haber ningún posible rematador como destinatario, pero el griego Sokratis lo convierte en un remate imposible de detener para Rui Silva en su intento de despejarlo.

El veterano central se quejaba de que Guido no hubiera llegado y que le impidiera ver el balón, pero la realidad es que metió la pelota dentro de su portería. Otra vez se ponía todo cuesta arriba. Era evidente, sin embargo, que el marcador se volvería a mover y todo fue un cara y cruz para el primero que acertase.

Gerard Moreno no aprovechó un gran pase de Álex Baena por una buena intervención de Rui Silva (56') y después Fekir debió adelantar a los suyos en una pelota que rechazaba Jörgensen después de un buen disparo de Chimy Ávila (66'). No fue así y en la siguiente jugada Gerard Moreno volvía a aprovecharse de la soledad defensiva de Guido Rodríguez. Control perfecto con el pecho, balón abierto hacia Sorloth y éste se beneficiaba de la tardanza de Sokratis para llegar a estorbarlo cuando menos.

Minuto 67 y el Villarreal se ponía por delante, después llegó el lío entre Chimy Ávila y Alberto Moreno en el que el Betis desaprovechó la gran oportunidad de jugar en superioridad numérica y el ya relatado quiero y no puedo del final. Es extraño, pero esta vez el Betis de Pellegrini no fue tan fiable y en ello tuvo mucho que ver que el chileno no supiera acompañar a Guido Rodríguez con alguna de las piezas que tenía en su banquillo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios