Llegó uno de los momentos de la noche. Minuto 57, momento en el que Joaquín ha abandonado el terreno de juego por Andrés Guardado ante la aclamación de la afición del Betis.

Antes, nada más anunciar el speaker el número de asistentes al partido (59.621), la leyenda verdiblanca agradecía a la grada la gran respuesta dada por la afición. Y llegó entonces ese abrazo en el túnel de vestuarios con sus hijas y su mujer. Lágrimas de emoción en Joaquín, que se despedía también de su representante para entrar en el vestuario.

Era la soledad del 17. Se quitaba las botas, colgaba la camiseta y expresaba todo en una frase: "Se acabó". Gran instantánea mostrada por los medios oficiales del club verdiblanco, al que el portuense, que volvió al banquillo, atendió para mostrar sus sensaciones de lo que estaba viviendo. "Ellas saben lo que ha sido el fútbol para mí, el Betis, y de alguna manera se me va una parte de mi vida al no pisar mas profesionalmente este campo. Ellas saben lo que es el Betis para mí. Por eso ese abrazo tan bonito con ellas".

"Esto sólo pasa aquí. Es un sueño hecho realidad. Ver el campo lleno con tantas leyendas y compañeros, los béticos disfrutando... Una noche mágica. Yo sabia del reconocimiento de la gente, pero esto ha sido demasiado. Una semana antes el cartel de billetes colgado. La gente ha respondido a lo grande. Impresionante cómo ha respondido la afición, los béticos saben lo que nosotros significamos para ellos y viceversa. Que las leyendas se llevaran un gran recuerdo. Me he sentido muy feliz en el hotel con tanto reencuentro", ha añadido el portuense.

Posteriormente, Joaquín se sentaba con sus compañeros en el campo mientras terminaba el partido. Una cita espectacular e inolvidable para él y el beticismo. "Ninguno de los dos nos desvinculamos. Vamos a seguir ahí ayudando al Betis. Voy a estar ahí siempre, desde otro escalón pero al lado del Betis. Aportando mi experiencia y ganas de hacer cosas para crecer", concluía Joaquín sobre su futuro. Eterna, gratitud.