Inquietante panorama en general y muy en particular cuando se refiere a la situación del Betis. La incógnita de cuál será la dimensión de las medidas que Aleksander Ceferin vaya a tomar contra los sediciosos crea unos problemas colaterales que tienen en vilo al Betis, léase Real Betis Balompié. Y es que a estas alturas de curso y con el verano a la vuelta de la esquina no se sabe dónde estará el club verde, blanco y verde en el cercano ferragosto.

Me imagino a la Real Sociedad tentándose también la ropa sin saber qué es mejor, si se está capacitado para soportar las exigencias deportivas que impone la primera competición mundial de clubes. Pero centrémonos en el Betis y, por supuesto, en sus circunstancias. Aunque entró en la Liga Europa con todos los honores, sin deberle favores a tercero alguno, el temor a no contar con un plantel acorde a las exigencias continentales era un hecho que ahora se multiplica.

Se multiplica, claro, si Madrid y Barça no son invitados por Ceferin y sus cuates. La distancia existente entre la Liga Europa y la Champions es como la que separa la Primera y la Segunda nuestras. Un escalón considerable que hay que afrontar con un equipo que, indudablemente, ha de superar al actual. Todo se complica con lo de esos límites salariales que hace que los ricos sean más ricos y los pobres anden bordeando la cruda, triste y durísima exclusión social.

Tiene Antonio Cordón una tarea ímproba por delante, ya que mejorar el equipo cuadrando cuentas es algo que roza lo milagroso. Por lo pronto, la defensa ha quedado en cueros con la marcha de Emerson y Mandi de una tacada. Lo que había era de una fiabilidad relativa, conque ahora toca hacer dibujitos de colores. Y la cosa no para ahí, por lo que vamos a ver cómo se solucionan esas carencias, que si preocupan cara a Liga Europa, si hablamos de Champions...