Otros incidentes en los derbis sevillanos

Una lista de la que avergonzarse

Juande Ramos, en camilla tras ser golpeado por una botella en 2007.

Juande Ramos, en camilla tras ser golpeado por una botella en 2007. / Antonio Pizarro

La suspensión de este derbi de Copa propiciado por el palo lanzado a Joan Jordán desde Gol Sur no es el primer episodio vergonzoso en la historia de los enfrentamientos entre los dos equipos sevillanos. Es la parte desagradable de este duelo que levanta pasiones en muchos aspectos mucho más sanos y agradables. Pero la verdad es que ha habido de todo a lo largo de los años, en momentos en los que ha habido más tensión entre los dirigentes que han llevado la máxima rivalidad rivalidad sevillana al extremo. Tanto que después ha habido que lamentar incidentes desagradables y con todo tipo de pelaje.

El que antes viene a la memoria de todos es el del botellazo al entrenador del Sevilla, Juande Ramos, ocurrido en el Benito Vllamarín en marzo de 2007, también en una eliminatoria de Copa del Rey y que originó la suspensión y la reanudación del partido en terreno neutral, en Getafe, pero ha habido más capítulos... El derbi del busto de Manuel Ruiz de Lopera en el palco también acabó con incidentes, aunque no se suspendió. Ese día la tensión, que ya había subido en los días previos, creció aún más durante el desarrollo del encuentro y José María del Nido Benavente, entonces presidente del Sevilla, recibió un monedazo en la cara. Además, entre los vicepresidentes de ambos equipos hubo más que palabras en las entrañas del estadio. Algunos directivos de ambos equipos casi llegaron a las manos en las escaleras interiores que daban acceso al antepalco del estadio verdiblanco, dando aquello lugar a la célebre frase de José Castro denunciando que a un miembro del consejo sevillista le habían dado "un reempujón".

José León y Del Nido, con el busto de Lopera en el palco. José León y Del Nido, con el busto de Lopera en el palco.

José León y Del Nido, con el busto de Lopera en el palco. / D.S.

También se han dado otras tensiones. La célebre tertulia que acabó con palabras destempladas entre Luis Cuervas y Lopera con Amparo Rubiales, entonces delegada del Gobierno, de testigo. El derbi del cuchillo que apareció, según el futbolista, en el Sánchez-Pizjuán y que recogió Benjamín, también un episodio similar en Heliópolis con el palo que recogió el uruguayo Nico Olivera, protagonista aquella mañana en un duelo con ambos equipos en Segunda División, o más atrás en el tiempo, los cuernos que le tiraron a Superpaco en un derbi en el que recibió cuatro goles en Heliópolis.

Otros de los episodios más desagradables ocurrieron en un Sevilla-Betis en terreno sevillista, donde un desalmado saltó al césped para intentar agredir al meta bético Toni Prats en 2002, el mismo día que un joven de 17 años agredió brutalmente a un guarda de seguridad con una muleta y la ayuda de otros tres jóvenes en la zona baja de la grada de Gol Norte. El agresor recibió una condena del Juzgado de Menores y fue internado en un centro durante un periodo de ocho meses y el hecho levantó cierta polémica por la actuación de las fuerzas de seguridad dentro del recinto, ya que además el suceso fue antes del comienzo del partido y las dotaciones de la Policía Nacional y Local se encontraban velando por la seguridad fuera del estadio.

Pero sin duda el precedente más reciente y que guarda muchas similitudes con el de ayer es el del botellazo a Juande Ramos en aquel partido de vuelta de la eliminatoria de cuartos de final de la Copa del Rey. Con 0-1 merced a un gol de Kanouté, en la segunda parte desde la tercera fila de la grada de Preferencia un aficionado de unos 35 años que días después sería identificado lanzó una botella de Coca-Cola de dos litros más o menos con la mitad de su contenido que impactó en la cabeza de Juande Ramos, que dirigía a su equipo en el área técnica. El técnico manchego caía desplomado y momentáneamente inconsciente sobre el césped. Fue evacuado en camilla y fuera del campo asistido por una UVI móvil, mientras el partido quedaba suspendido a falta de unos 25 minutos para el final, que se disputaron días después en campo neutral por decisión de la Federación. Fue en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz de Getafe, sin público, donde se reanudó el encuentro, sin moverse ya el marcador y pasando a la siguiente ronda el equipo sevillista.

Todos han sido capítulos de los que había que haber aprendido. El de ayer llega en un momento delicado además al ser justo en una época en la que la presencia de público en los estadios se mira con lupa, aunque por otras cuestiones más graves como la pandemia de Covid-19.

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