Betis - Eibar | El otro partido

Una tara clara en Heliópolis

  • Como hicieron Valladolid, Leganés, Getafe o Levante, el Eibar golpeó primero en el Villamarín

  • El Betis ya acumula 151 minutos perdiendo en su estadio en lo que va de temporada 

El verdiblanco Marc Bartra lamenta el empate final.

El verdiblanco Marc Bartra lamenta el empate final. / Antonio Pizarro

No se entona este Betis. Ni a domicilio ni en su feudo. Ayer fue el Eibar quien evitó que sus seguidores enseñasen los dientes de vuelta a casa. Y lo hizo a partir de replicar lo hecho por los cuatro conjuntos que ya habían visitado el Villamarín en este ejercicio: golpear antes que los heliopolitanos. A pesar de estar demostrando cierta capacidad para salir del letargo, el equipo de Rubi acumula ya 151 minutos de juego por detrás en el marcador en su estadio.

Esta vez –la quinta en cinco encuentros, recuérdese– fue desde los once metros. Ni medio segundo tardó Hernández Hernández en hacer sonar el silbato al ver cómo Canales estiraba el brazo hasta la cabeza de Escalante. A diferencia del modo en el que se dio el 0-1 en los partidos anteriores, el error que ponía al rival enfrente del gol era puramente individual. Recién señalado el penalti, la realización apuntó a Rubi, cuyo lenguaje corporal sintetizó cómo está siendo su etapa en Sevilla. Se sentó, se echó sobre sus rodillas y se echó las manos a la cara murmurando algo. “No puede ser”, se le intuía al técnico catalán.

Corroboró el castigo Orellana. Apenas unos minutos después, se vio a Fekir dejar el banquillo e irse trotando a vestuarios. Como el Joker en busca de la intimidad del camerino para preparar una trastada. Esta vez no sirvió para girar el partido, eso sí.

El juego se espesó en la segunda mitad, haciéndose incluso viscoso a medida que iban pasando los minutos. Y ni el futbolista de Lyon lograba enlazar un par de acciones que le diesen ritmo. Sí se consiguió la igualada. Y esta vino con el auxilio del VAR. Después de casi cuatro minutos de espera, el colegiado señaló que la pelota se jugaba desde el círculo central. Y la grada rugió el tanto de Loren, su sexto en lo que va de campeonato. “Yo sabía que era gol”, aseveró el delantero marbellí una vez el envite hubo terminado.

Éste se cerró en un insípido 1-1 que deja al Betis con nueve puntos tras ocho jornadas disputadas. Un saldo muy corto para un opositor a las plazas europeas. Y con un gélido parón de 16 días que para colmo acaba en San Sebastián, frente a Odegaard, Oyarzabal y demás diablos. Con algo de generosidad, se le podía ver al conjunto de Rubi una hoja de ruta en los últimos tiempos. Unas conductas sobre el campo, ilegibles hasta mediados de septiembre. Pero la actuación de ayer dejó todas esas vibraciones en stand by.

Cuatro de los cinco equipos que han jugado en Heliópolis terminaron el curso pasado en la mitad inferior de Primera. Y el Betis únicamente ha derribado a dos. Empezar por detrás, claro, no ayuda, sino que genera angustia. Y de 490 minutos en el Villamarín -contando alargues– ya hubo 151 de angustia.

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