Europa mueve ficha en la fabricación escalable de terapias avanzadas

Biomedicina

La búsqueda de un marco regulatorio más ágil y predecible para impulsar el desarrollo de terapias génicas, celulares o tisulares requiere también instalaciones de alto coste y personal especializado

Presentación del análisis de la posición de España en el contexto europeo realizada en BioSpain 2025.
Presentación del análisis de la posición de España en el contexto europeo realizada en BioSpain 2025. / M.G.

Las terapias avanzadas, que emplean genes, células o tejidos para tratar patologías complejas y, en muchas ocasiones sin alternativa tareapéutica, han pasado de promesa a estrategia industrial. En Biospain 2025, la cita del sector biotecnológico celebrada estos días en Barcelona, expertos y empresas coincidieron en que estos tratamientos son un pilar para que Europa gane autonomía biotecnológica y para que los pacientes accedan antes a innovaciones con valor real.

España se está consolidando como referente gracias a su red de investigación, hospitales y ensayos clínicos”, defendió Elena Erroba, CCO de 3PBIOVIAN. En su opinión, actuarán como palancas la futura Ley Europea de Biotecnología y la Estrategia Farmacéutica Europea, concebidas para dotar de “un marco regulatorio más ágil y predecible que facilite la innovación, la investigación clínica y la producción industrial de estos tratamientos”, además de reforzar la cooperación entre países y “reducir la dependencia de terceros”.

La evaluación temprana de tecnología orienten la I+D hacia lo que aporta valor

El despegue, sin embargo, es exigente. El escalado industrial es el primer gran escollo, pues requiere instalaciones de alto coste, personal muy especializado y controles estrictos. A ello se suma la necesidad de acelerar trámites para que las innovaciones no se queden en el cajón y de formar y retener equipos multidisciplinares. “La prioridad es convertir la ciencia en producto a un ritmo competitivo sin perder garantías”, resumió Erroba.

Otra de las claves del encuentro fue la evaluación de tecnologías sanitarias. Frente a enfoques reactivos —valorar una tecnología cuando ya tiene autorización—, los ponentes defendieron evaluaciones tempranas que orienten la I+D hacia lo que aporta valor. “No miramos solo si funciona clínicamente; analizamos seguridad, efectividad comparada, impacto económico y aspectos éticos y organizativos”, explicó Fernando Fraga Pedroche, del Instituto de Salud Carlos III. Con una HTA proactiva “resolvemos incertidumbres durante el desarrollo y los procesos de financiación posterior son más ágiles”, lo que se traduce en acceso más rápido para los pacientes. España, apuntó, está “en una posición intermedia en Europa: no lideramos como los nórdicos o Países Bajos, pero no estamos rezagados”.

La IA ya personaliza tratamientos con datos genómicos y clínicos y mejora el diagnóstico por imagen, pero su despliegue en España es desigual. “Tenemos centros pioneros… mientras otros apenas empiezan”, admitió Fraga. El talón de Aquiles es la fragmentación de datos: “Diecisiete islas de información”. Sin interoperabilidad y espacios de prueba seguros, la IA no escalará. La agenda europea de datos sanitarios y las inversiones en infraestructuras deberán aterrizar en estándares comunes, gobernanza de datos y formación de profesionales.

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