Salud Sin Fronteras
José Martínez Olmos
Los profesionales del mañana
Una de las mayores preocupaciones de los padres por los hijos es la adicción creciente de los videojuegos. En los últimos años, se ha podido observar un incremento en la adicción por los juegos online y las apuestas. Informes recientes estiman que cerca de 100.000 menores están en riesgo de desarrollar comportamientos adictivos relacionados con el juego, mostrando una mayor preocupación en la franja de 14 a 18 años.
Se trata de una “epidemia silenciosa” de la adicción a los juegos que viene gestándose desde hace años y, aunque los datos globales se han mantenido relativamente estables, el fenómeno sigue siendo un reto importante de salud pública, tanto por las tasas de riesgo como por la cantidad de jóvenes que reconocen apostar online o gastan sumas significativas de dinero en videojuegos y apuestas.
Los videojuegos multijugador en línea, títulos de battle royale como Fortnite y Apex Legends, juegos de moda como Minecraft y Roblox, y las apuestas deportivas digitales ocupan los primeros puestos entre las preferencias de los jóvenes. "El 51% de los adolescentes en riesgo de adicción ha gastado dinero en la compra de premios o ventajas dentro de videojuego (especialmente en títulos competitivos), y el 35,2% ha apostado en deportes a través de plataformas online, siendo ambas opciones las más consumidas en la actualidad", explica José Antonio Tamayo Hernández, psicólogo sanitario de Activa Psicología (Madrid).
En los últimos años, el número de mujeres que juega videojuegos ha aumentado de forma notable. Por primera vez, se ha superado la barrera del 50% de jugadoras en el total de usuarios en España, lo que demuestra que el fenómeno del juego ya no es exclusivo de los varones, como ocurría tradicionalmente. Este cambio refleja un acceso más diverso, tanto en edad como en género, al mundo de los videojuegos y las plataformas digitales.
Los padres pueden y deben implementar límites saludables para prevenir o atenuar la adicción a los videojuegos, según añade el psicólogo sanitario, José Antonio Tamayo Hernández.
Es recomendable:
- Establecer horarios y tiempos de juego adaptados a la edad y a las responsabilidades del menor.
- Promover el cumplimiento de obligaciones académicas y fomentar otras formas de ocio, socialización y deporte fuera del entorno digital.
- Supervisar qué tipo de juegos emplean sus hijos y conversar sobre los riesgos del abuso.
- Utilizar controles parentales o aplicaciones que faciliten el seguimiento del tiempo de uso.
- Favorecer la comunicación familiar y dar ejemplo en un uso responsable de la tecnología.
Cuáles son las consecuencias que pueden sufrir los jóvenes
El uso problemático y la adicción a los videojuegos pueden acarrear numerosos efectos negativos: alteraciones en el rendimiento académico, aislamiento social, cambios de humor, problemas de sueño, irritabilidad y menor satisfacción en otras áreas de la vida. En los casos más severos pueden surgir dificultades familiares y un impacto significativo en el desarrollo emocional y social del adolescente. Además, la presencia de síntomas como ansiedad, baja tolerancia a la frustración y deterioro de la vida personal suele ser habitual en quienes desarrollan un trastorno adictivo relacionado con el juego digital.
El segmento de población más vulnerable corresponde a los adolescentes entre 14 y 18 años, donde se observan las tasas más elevadas de conductas problemáticas relacionadas con los videojuegos y las apuestas online. En este grupo, tanto la frecuencia de juego como la probabilidad de caer en una conducta adictiva son mayores que en otras etapas vitales. "Los estudios indican que es en este periodo, y especialmente hacia los 18 años, cuando se registran los picos de riesgo y prevalencia de los problemas asociados al juego digital", aclara.
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