Así se prepara emergencia sanitaria un año después de la DANA: "Formación continuada y específica para quienes trabajan en entornos donde cada segundo cuenta"

La actuación a posteriori se resume en tres ejes; evaluación sanitaria y logística, atención continuada a los afectados y revisión interna y aprendizaje de las personas que han estado al frente

Huellas de la dana de Valencia un año después: cicatrices visibles y secuelas psicológicas

Enfermera
Enfermera / Pexels

Ha pasado un año de la DANA -Depresión Aislada en Niveles Altos- que provocó lluvias torrenciales que unió a todas las estructuras de emergencias, desde el 112 hasta los equipos hospitalarios. En Valencia se vivió con mucha fuerza y los mismos profesionales no tienen palabras para describirlos. "Recuerdo aquellas horas como una cadena de solidaridad y esfuerzo colectivo: profesionales sanitarios, bomberos, protección civil y voluntarios trabajando codo con codo, en condiciones extremas, para salvar vidas y atender a los afectados", explica Felipe López Hurtado, vicepresidente tercero de Enfermería de SEMES en Andalucía.

En Andalucía en esas fechas se vivieron dos DANAS que, siendo de menor intensidad, provocaron casi 5000 desalojos y más de 3000 llamadas al 112. "Lo vivimos con mucha tensión, pero también con orgullo. En esas situaciones se ve la verdadera fortaleza del sistema de urgencias y emergencias español y, sobre todo, la vocación y entrega de sus profesionales", aclara el vicepresidente.

Cómo es el protocolo para el control de la emergencia inmedita a posteriori

En esta situación entran en juego tres ejes fundamentales, según Felipe López Hurtado:

  • Evaluación sanitaria y logística: se revisa todo el operativo, los tiempos de respuesta, la cobertura de recursos, los traslados y la coordinación entre equipos.
  • Atención continuada a los afectados: no solo en lo físico, sino también en lo psicológico y social. Muchas personas pierden sus hogares o sufren un gran impacto emocional.
  • Revisión interna y aprendizaje: cada DANA o desastre natural deja lecciones. Se analiza lo que funcionó y lo que debe mejorarse, porque cada minuto ganado en futuras emergencias puede significar una vida salvada.

Con respecto al último, los equipos de emergencias ponen el foco en la formación, la actualización y la coordinación de sus equipos con un objetivo claro: estar preparados en este tipo de escenarios y mantener un nivel óptimo de preparación y respuesta.

En Andalucía se cuenta con un grupo de profesionales expertos encargado de actualizar y consensuar los protocolos de actuación con el resto del sistema sanitario de Andalucía y en coordinación con otras comunidades autónomas. De hecho, recientemente se han actualizado los protocolos para incidentes con múltiples víctimas, incorporando la experiencia adquirida y las nuevas recomendaciones en materia de emergencias.

Además, cada año se realizan varios simulacros en los que participan también otros profesionales no sanitarios. Estos simulacros se planifican en base a los riesgos potenciales identificados en nuestra zona, lo que permite entrenar la respuesta conjunta ante situaciones reales.

Desde SEMES hay una participación activa en el análisis de eventos como el de la DANA, aportando la perspectiva del terreno, especialmente desde enfermería, que suele estar en la primera línea de contacto con los afectados.

Cuál es el papel de los sanitarios en la DANA

El papel de los sanitarios en una catástrofe como una DANA es crucial. Hablamos de jornadas larguísimas, turnos enlazados y trabajo en condiciones muy cambiantes. La enfermería de urgencias y emergencias se encarga de valorar a las víctimas, clasificar la gravedad (triaje), estabilizar a los pacientes, coordinar evacuaciones y apoyar en el control de brotes infecciosos o lesiones derivadas del desastre. "El día a día se convierte en una carrera contrarreloj: rescatar, atender, rehidratar, tranquilizar… y hacerlo, además, con una enorme carga emocional", explica.

A pesar de la dureza, lo que más destaca es la cohesión del equipo: todos reman en la misma dirección, y eso es lo que marca la diferencia en una emergencia real.

Cómo ha afectado a nivel psicológico

Tanto para la población como para los profesionales, el impacto ha sido fuerte. Para los afectados, el miedo, la pérdida y la incertidumbre dejan una huella emocional profunda. "Por eso, es esencial incluir la atención psicológica en los planes de emergencia desde el primer momento", aclara.

Y los profesionales tampoco somos inmunes. Estar horas o días atendiendo personas en riesgo, ver pérdidas humanas o trabajar bajo estrés constante pasa factura. "En SEMES insistimos mucho en la salud mental del personal de urgencias: necesitamos espacios para hablar, programas de apoyo psicológico y una cultura que entienda que cuidar al cuidador también es una forma de salvar vidas", expone.

En qué consiste la especialidad propia que se busca dentro del equipo sanitario

Se busca un reconocimiento oficial de la especialidad de Medicina y Enfermería de Urgencias y Emergencias. Esta especialidad no es solo una etiqueta: implica una formación reglada, continuada y específica para quienes trabajan en entornos donde cada segundo cuenta. Las enfermeras de urgencias y emergencias atienden desde un infarto o un politraumatismo hasta una catástrofe natural o una crisis de salud mental. Por ello, se necesita una preparación integral, transversal y actualizada.

En Europa, la mayoría de países ya la tienen reconocida. En España, se sigue reclamando lo mismo: que se valore el trabajo con la estructura académica y profesional que merece. "No contar con una formación específica y reglada implica más riesgos para los pacientes, mayor probabilidad de eventos adversos y desigualdades territoriales en la calidad de los cuidados".

Por el contrario, una especialidad propia mejoraría la seguridad, garantizaría la equidad en todo el Sistema Nacional de Salud, optimizaría los recursos y alinearía a España con las recomendaciones de la OMS y con lo que ya sucede en otros países.

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