Desde ayer, 1 de julio de 2023, Australia se convirtió en el primer país en autorizar el uso de sustancias psicodélicas en tratamientos médicos destinados a personas con ciertos trastornos de salud mental. Los componentes psicodélicos como la psilocibina, presente en los hongos alucinógenos, y la MDMA o éxtasis, fueron reconocidos como parte de los medicamentos aprobados por la Administración de Productos Terapéuticos del país el pasado febrero y, ahora, ya son una realidad terapéutica que podrán recetar los psiquiatras. Pero, ¿Cómo actúa esta sustancia en el cerebro?, ¿Cuáles son sus potenciales efectos en ciertas enfermedades mentales?, ¿Cómo se regulará su uso?
REGULACIÓN DE USO
Esta nueva norma ha despertado las dudas de si a partir de ahora este tratamiento estará disponible para toda la población de manera indiscriminada. El acceso y uso de estos compuestos estarán controlados y serán prescritos únicamente por psiquiatras en casos necesarios, es decir, en pacientes que presenten enfermedades mentales resistentes a otros tratamientos. El MDMA se utilizará en el tratamiento del estrés postraumático, mientras que la psilocibina se empleará en casos de depresión que no respondan a los fármacos convencionales. Estas dos enfermedades son las únicas para las que existen suficientes pruebas de los posibles beneficios de estas sustancias.
Para cualquier otro uso, estas sustancias estarán prohibidas. Por lo tanto, solo los psiquiatras con experiencia en el tratamiento de pacientes con enfermedades mentales graves podrán diagnosticar y prescribir estos tratamientos. Sin embargo, los psiquiatras también deberán obtener la autorización de la TGA para poder implementar este tipo de terapias, según se menciona en una nota emitida por el organismo.
¿Cómo actúa?
El MDMA parece tener efectos que pueden ayudar en el tratamiento de los trastornos mentales. Actúa liberando serotonina, dopamina y noradrenalina en el cerebro, lo que puede generar efectos psicológicos positivos como mayor empatía, disminución del miedo y aumento de la conexión emocional. Estos efectos podrían ser útiles en el contexto terapéutico, permitiendo a los pacientes explorar y procesar sus experiencias traumáticas de una manera más segura y efectiva.
Un artículo publicado en marzo de 2019 en Australian Science, escrito por Martin Williams y Melissa Warner, destaca la efectividad de los tratamientos con psicodélicos para trastornos de salud mental. Según el artículo, aproximadamente el 45% de los australianos podrían enfrentar algún tipo de enfermedad mental grave en su vida, y el suicidio es la principal causa de muerte entre los jóvenes en el país.
Para ilustrar esta situación, se menciona que los seres humanos tienen aproximadamente 100 mil millones de conexiones neuronales que forman un "tapiz neuronal" configurado por la experiencia y la autorreflexión. Los caminos neuronales se activan mediante pensamientos o comportamientos repetitivos, que a menudo se convierten en patrones rígidos, especialmente en casos de traumas tempranos.
En este sentido, el artículo afirma que la aplicación de psicodélicos en un contexto de psicoterapia puede contribuir a reducir las tendencias suicidas, aliviar la ansiedad relacionada con el final de la vida y proporcionar vías para superar la depresión y las adicciones. Lo interesante de esta propuesta, según Williams y Warner, es que la recuperación se puede lograr con una o dos dosis, en contraste con la farmacoterapia tradicional, que a menudo requiere un uso prolongado.
Enfermedades mentales, primera causa de discapacidad
El artículo también resalta que las enfermedades mentales podrían convertirse en la principal causa de discapacidad y enfermedad a nivel mundial, lo que subraya la necesidad de conciencia y educación sobre esta realidad. Además, se hace hincapié en la importancia de contar con soluciones terapéuticas más efectivas para aliviar el sufrimiento de muchas personas como el debatido cannabis terapéutico en los últimos meses.
En España, el José Carlos Bouso, un psicólogo y doctor en Farmacología, estuvo a cargo de una investigación en 2002 que tenía el potencial de posicionar a España como líder mundial en el estudio de sustancias psicodélicas. Su enfoque se centraba en el uso del MDMA en la terapia para mujeres que habían experimentado estrés postraumático debido a agresiones sexuales. Tiempo después, desde el Ministerio dieron carpetazo a sus pesquisas por ''no estar bien vistas''.
Este cambio regulatorio se produce en un contexto en el que los tratamientos convencionales han demostrado ser ineficaces. Se reconoce que existe una conciencia creciente sobre las limitaciones de los antipsicóticos y antidepresivos, los cuales, si bien pueden aliviar los síntomas, presentan efectos a largo plazo complicados y no son eficientes para abordar las psicopatologías subyacentes.
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