De la cerveza al hospital: cómo el alcohol perjudica a tus pulmones sin que lo notes

Investigación y Tecnología

El alcohol altera el funcionamiento de los cilios, que dejan de mover eficazmente el moco. Como consecuencia, se facilita el paso de agentes nocivos hacia los pulmones

El mensaje contundente de los expertos sobre los riesgos invisibles del alcohol que se siguen normalizando: "No existe el consumo responsable"

Jóvenes bebiendo cerveza
Jóvenes bebiendo cerveza / Freepik

Beber alcohol es un hábito socialmente aceptado en la mayoría de culturas, especialmente cuando se trata de la cerveza, la bebida alcohólica más consumida por millones de personas en todo el mundo. Su accesibilidad, popularidad y carácter festivo hacen que muchas personas no sean plenamente conscientes de sus efectos reales sobre la salud. Más allá del daño ampliamente documentado en órganos como el hígado, el estómago o el sistema nervioso, el alcohol también tiene un impacto directo en los pulmones, un aspecto mucho menos conocido pero igualmente preocupante.

Diversos estudios han demostrado que las personas con un trastorno por consumo de alcohol presentan mayor predisposición a sufrir lesiones pulmonares e infecciones respiratorias graves. Esta relación, que puede parecer inesperada, tiene una base científica clara y merece mayor atención. Veamos a continuación cómo el alcohol, incluso en cantidades consideradas "moderadas", puede afectar al sistema respiratorio y por qué debemos repensar nuestra relación con las bebidas alcohólicas.

La cerveza y el mito del "consumo responsable"

Durante años, se ha difundido la idea de que una copa al día, especialmente de vino o cerveza, puede ser buena para la salud. Pero la ciencia moderna ha desmontado este mito. Aunque tomar una cerveza ocasional pueda parecer inofensivo, la evidencia muestra que no existe una cantidad de alcohol que pueda considerarse completamente segura.

La cerveza representa actualmente el 36% del consumo de alcohol en el mundo. Se asocia a momentos de ocio, celebraciones y comidas informales, lo que contribuye a su normalización. Sin embargo, beber con frecuencia, incluso si no es en grandes cantidades, puede acarrear graves consecuencias para la salud general. La Sociedad Americana de Oncología Clínica advierte que el alcohol, incluso en dosis moderadas, está relacionado con un aumento del riesgo de varios tipos de cáncer, incluido el de pulmón. Algo que corrobora el Instituto Nacional Americano del Cáncer.

El concepto de "mesura" también es más complejo de lo que parece. La OMS considera perjudicial un consumo superior a los 40 gramos de alcohol al día en mujeres y a 60 gramos en hombres, pero expertos como el doctor Santiago Méndez, de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), aseguran que no existe una cifra de consumo que garantice riesgo cero. Así pues, aunque la cerveza pueda parecer una alternativa más ligera o menos agresiva, su impacto sobre la salud es real y acumulativo.

¿Cómo daña el alcohol a nuestros pulmones?

El sistema respiratorio cuenta con un sofisticado mecanismo de defensa conocido como sistema mucociliar, compuesto por una capa de moco y unos pequeños "pelos" móviles llamados cilios. Su función es limpiar las vías respiratorias superiores atrapando partículas y microorganismos presentes en el aire que respiramos. Sin embargo, el consumo de alcohol interfiere directamente con este sistema.

Cuando bebemos, el alcohol altera el funcionamiento de los cilios, que dejan de mover eficazmente el moco. Como consecuencia, se facilita el paso de agentes nocivos hacia los pulmones, aumentando el riesgo de bronquitis recurrente, neumoní y bronquiectasias, una afección crónica en la que las vías respiratorias se ensanchan y acumulan mucosidad. Además, en los alvéolos pulmonares que son esas pequeñas estructuras donde se intercambian oxígeno y dióxido de carbono, se encuentran los macrófagos, células inmunitarias cuya función es eliminar bacterias y virus. El consumo habitual de alcohol compromete la eficacia de estas células, debilitando la defensa pulmonar y favoreciendo la aparición de infecciones respiratorias.

Un estudio de la Universidad Loyola de Chicago demostró que los bebedores frecuentes y aquellos que se dan "atracones" de alcohol al menos una vez al mes exhalan menores niveles de óxido nítrico, un gas esencial para mantener la salud pulmonar y que actúa como marcador de función respiratoria. Esta reducción es una señal clara del deterioro respiratorio asociado al alcohol. Y hay más: diversas investigaciones han identificado un aumento en la proteína HSP90 en personas que consumen alcohol de forma continuada, incluso en dosis moderadas. Esta proteína, cuando está presente en altas concentraciones, se asocia con el desarrollo y progresión del cáncer de pulmón.

El alcohol no solo daña el hígado o el cerebro: también perjudica directamente a los pulmones, afectando sus mecanismos de defensa y aumentando el riesgo de infecciones y enfermedades graves. En un contexto en el que la cerveza es consumida de forma masiva y habitual, es urgente revisar nuestras creencias sobre el "consumo moderado" y sus supuestos beneficios. La idea de que una bebida diaria puede ser saludable ha quedado desmentida por la evidencia científica. Por ello, los expertos recomiendan limitar al máximo el consumo de alcohol e, incluso, evitarlo completamente si se desea mantener una buena salud respiratoria. Cuidar los pulmones no consiste únicamente en evitar el tabaco o la contaminación, sino también en tomar decisiones conscientes sobre otros hábitos cotidianos, como el consumo de alcohol. Al fin y al cabo, cada sorbo cuenta.

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