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Elizabeth Clapés, psicóloga
En los últimos días los sentimientos se encuentran. Se mezclan la rabia, la impotencia, la tristeza y la desesperación. Empatizamos con las personas a las que la DANA de Valencia les ha arrebatado todo: bienes materiales y personales, recuerdos que se diluyen en el agua y que se pierden en la mezcla de barro y lodo.
Imágenes que han dado la vuelta al mundo sobrecogiendo los corazones de personas que, a pesar de no hablar nuestro idioma, han logrado conectar con los afectados y estremecerse porque somos humanos y eso no hay ninguna DANA que pueda destruirlo. Pero también hay quien siente culpa por no querer mirar imágenes o por querer seguir, como buenamente pueden, con su trabajo y con su vida de "siempre", aunque cada uno sabe que dentro de ellos nada está igual porque contectamos con las personas afectadas a través de la empatía.
Entre tanta visualización de contenido, sobre todo en las plataformas sociales, encontramos a profesionales como la psicóloga Elizabeth Clapé, más conocida en redes sociales como Es mi psicóloga que siente la tristeza y el malestar generalizado que recorre ya todos los rincones de la geografía española.
Desde el punto de vista terapeútico, se vale de su cuenta de Instagram para transmitir un mensaje tranquilizador: "Todo lo que estamos sintiendo es normal" y añade, "eres humano y lo que sucede a otras personas, te duele y te enseña".
"Después de la tempestad, llega la calma", dice esta frase, pero para Alaquàs, Albal, Aldaia, Alfafar, Algemesí, Benetússer, Catarroja, Llocnou de la Corona, Massanassa, Paiporta, Picanya, Sedaví, Utiel y el barrio de La Torre de la ciudad de Valencia esa calma no llega. Más bien, lo que hay es ambiente de crispación y desesperación porque no tienen descanso.
Los que estamos en la distancia sentimos mucho dolor ante lo que vemos, revisamos continuamente las noticias con la esperanza de encontrar que nos cuentan algo diferente, pero no. Parece que los minutos no pasan y, a veces, hasta sentimos ansiedad, ira y un remolino en nuestra cabeza de darle vueltas por intentar ayudar, por querer respuestas, por lo que pueda venir y miedo ante una posible vuelta. "No es una exageración. No es que seas 'demasiado sensible'. Es un miedo completamente justificado", nos dice la psicóloga en sus redes.
"Es normal, es una situación que nos supera a todos", manifiesta Clapés. Cuando una persona experimenta ansiedad debido al temor de que un peligro, como es una catástrofe natural, pueda repetirse está viviendo una respuesta emocional y psicológica intensa que suele estar relacionada con el trauma y la percepción de falta de control. Este tipo de ansiedad anticipatoria se origina en la memoria emocional del evento traumático, el cerebro recuerda el peligro pasado y se mantiene en estado de alerta para protegerse ante la posibilidad de que vuelva a suceder.
En una situación normal, la respuesta de la persona sería evitar frecuentar el lugar o la situación que le recuerde lo sucedido, pero en esta ocasión no puede ser porque tienen que continuar en ese lugar. Esto, a su vez, produce un desgaste para el cerebro que está en continua alerta, "preparándose" para el posible peligro. En este sentido, la psicóloga Elizabeth Clapés apunta que "tu cuerpo reacciona a su entorno y se prepara para sobrevivir a él, es lo normal y lo sano. Pero pasará, te lo prometo", concluye.
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