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Qué dice la psicología de las personas que siempre hacen favores a los demás
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Cada vez estamos más familiarizados con el término empatía y más si cabe en los últimos días con todo lo que estamos viviendo a nivel nacional sobre la catastrófica situación fruto del paso de la DANA y que ha azotado las calles de algunas poblaciones de la Comunidad Valenciana. Esa conexión emocional que vivimos con personas a las que no conocemos de nada y que nos permite, en la medida de nuestras posibilidades, sensibilizarnos con todas ellas en la distancia es cuando más nos sale el carácter empático del ser humano.
"Tiene una base neurológica que facilita el proceso de resonancia emocional"
Es así como se define la empatía, como esa capacidad que tenemos las personas para interactuar socialmente y tener una comprensión que va más allá de lo personal. Se trata de esa capacidad que tenemos las personas de ponernos en el lugar de aquellas otras y de experimentar, en cierto grado, los sentimientos, pensamientos y perspectivas que tienen.
Sin embargo, este proceso no se limita a una simple reacción emocional, sino que implica una comprensión cognitiva y afectiva, que suponen una característica esencial de la empatía mediante la cual construimos relaciones y regulamos nuestros comportamientos en base a cómo lo estamos viendo, según lo que nos muestra la televisión y las personas que lo viven en primera persona a través de publicaciones en sus redes sociales.
Uno de los aspectos más importantes de la empatía es su carácter afectivo, es decir, esa capacidad de experimentar las emociones de otras personas. Es conocido como "contagio emocional" y permite que las personas sientan, hasta cierto punto, lo que otros están sintiendo, lo cual facilita una conexión emocional que va más allá de las palabras.
Estudios en neurociencia han revelado que este componente afectivo de la empatía está mediado por ciertas áreas del cerebro, como la ínsula y la corteza cingulada anterior, que se activan tanto cuando una persona experimenta una emoción en primera persona, como cuando observa a alguien más experimentando esa misma emoción. En este sentido, es una empatía afectiva que tiene una base neurológica la cual facilita este proceso de resonancia emocional.
"Cuando las personas experimentan empatía hacia alguien que necesita ayuda, es más probable que se involucren en comportamientos de ayuda desinteresada"
Sin embargo, la empatía también implica un componente cognitivo que permite comprender la perspectiva y el estado mental de la otra persona sin necesariamente llegar a experimentar sus mismas emociones. A esta capacidad se le ha denominado "teoría de la mente" o "perspectiva cognitiva", y se refiere a la habilidad para imaginarse y comprender las experiencias de los demás desde su propio punto de vista, manteniendo al mismo tiempo una cierta distancia emocional.
Este componente de la empatía es crucial en situaciones donde el involucramiento emocional podría resultar abrumador o donde se requiere una visión más objetiva para ofrecer apoyo o guía. De acuerdo con investigaciones en psicología social, las personas que muestran altos niveles de empatía cognitiva tienden a ser más efectivas en la resolución de conflictos y en la construcción de relaciones armoniosas, ya que pueden interpretar las motivaciones y necesidades de los demás sin involucrarse emocionalmente de manera excesiva.
"La empatía puede ser selectiva"
La interacción entre la empatía afectiva y la empatía cognitiva es fundamental en la vida cotidiana, ya que proporciona una base para una comunicación auténtica y significativa. Las investigaciones en psicología social han indicado que esta habilidad es esencial para la conducta prosocial, que abarca acciones como el altruismo y la cooperación.
Por ejemplo, algunos estudios han concluido que, cuando las personas experimentan empatía hacia alguien que necesita ayuda, es más probable que se involucren en comportamientos de ayuda desinteresada.
La empatía es una cualidad que requiere tiempo y trabajo personal porque no es ni automática, ni homogénea ya que las normas culturales, el contexto social y las características individuales son factores que determinan que una persona empatice más que otra. Por tanto, ante una misma situación no todas las personas van a experimentar la misma empatía.
Las investigaciones de Decety y Cowell muestran que la empatía puede ser selectiva, es decir, las personas pueden experimentar niveles diferentes de empatía según las características de la persona que se encuentra en una situación determinada. Este fenómeno es conocido como "empatía parroquial" y sugiere que, aunque puede ser una habilidad innata, está modulada por factores sociales que pueden influir en la forma en que las personas perciben y responden a las necesidades de los demás.
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