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Claves para mantener la armonía en las cenas familiares: cómo evitar las tensiones antes, durante y después
Cristina Muñoz, Psicoterapeuta y Sexóloga
Acaba de "aterrizar" del evento Start Me Up, un evento motivacional en el que ha sido ponenete de una conferencia sobre el amor, la sexualidad y las relaciones. Es sevillana y se llama Cristina Muñoz, psicoterapeuta y sexóloga, está detrás de la cuenta Posítivate, es autora del libro Me lo tengo que mirar, que a su vez da nombre a la sección semanal del magazine radiofónico No puede SER, de la Cadena SER. Hoy su voz profesional es para el Diario de Sevilla donde nos va a hablar de las víctimas de abusos sexuales, cómo se sienten, el peligro de las terapias no formales que se hacen en grupo y por qué, a veces, las víctimas tardan décadas en hablar.
Pregunta.¿Cómo se siente una persona después de haber sido agredida sexualmente, incluyendo cuando solo ha habido tocamientos?
Respuesta.Afortunadamente estamos cambiando la mirada. Ahora mismo estamos viviendo una autética revolución en este sentido porque, al cambiar el paradigma al abuso al consentimiento, el hecho de que haya tocamientos cobra mucho más valor, es decir, siempre hemos hablado de abusos sexuales y al hablar de abusos sexuales ponemos el foco en la víctima como sujeto pasivo que tiene que protegerse y poder decir "no". Cuando hablamos de consentimiento, la víctima se convierte en víctima simplemente por el hecho de no desearlo. Es más positivo a la hora de detectar el abuso sexual desde esta mirada porque, hasta ahora, el abuso estaba relacionado con prácticas "extremas". Muchas veces, poniendo la mirada aquí, la víctima no sabe que lo ha sido. Si tenemos una víctima que en primera infancia ha sufrido tocamientos que no eran adecuados a lo mejor lo ha interiorizado como parte normal o prácticas normales. En la edad adulta, se activan las memorias traumáticas como puede ser tener sexo, que se paralice, tenga dolores o, en el caso de las mujeres, presente dificultades para mantener el coito, prácticas sexuales que le produzcan aversión; en casos de varones, pasa exactamente igual. Normalmente, cuando la persona no sabe que ha sido abusada, no conecta su sintomatología presente con esas experencias, pero realmente es hiperrelevante. Además, genera trastornos de autoimagen, problemas de autoestima, ansiedad anticipatoria a los vínculos sin saber muy bien por qué, ya que hay una memoria traumática activada. ¿Qué pasa cuando la víctima sí que es consciente del abuso simplemente que no es placentero o deseado (eso ya es un abuso)? Cuando es consciente, hay una conducta de parálisis, se queda en estado de congelación porque no sabe muy bien qué tiene que hacer para protegerse de esa situación, lo que luego le genera también muchos problemas de conducta de relaciones o, a veces, activa la conducta de huída. La tendencia natural es que la víctima se quede paralizada, incluso en contextos laborales, adultos, la mano del jefe en la pierna, la mano en la cintura sin que te haya dado permiso, el abrazo que no me apetece, etc. Estas situaciones crea una parálisis porque es una invasión real a tu sistema nervioso que, además, es inesperada y no deseada por ti.
"Cuando el cuerpo y la víctima están preparados para abordar este tema, a veces, han pasado décadas"
P.¿Qué impacto emocional y mental tiene una agresión sexual?
R.El impacto emocional es brutal, sea consciente o no la persona de que ha sido agredida. La mayoría de pacientes que acuden a consulta no suelen acudir porque han sido abusados o abusadas. Esto se va descubriendo a través del diaólogo terapeútico y hay que ser muy sutil para atender a lo que el paciente o la paciente no te cuenta porque muchas veces se detecta en el diálogo y en la sintomatología aunque el paciente no acuda por eso. A lo largo de un proceso terapéutico te vas dando cuenta que hay algo que sigue resonando y que sigue dando la cara. Como efecto más llamativos sería distorsión de la autoimagen, dificultad en la autoestima, ansiedad generalizada, vergüenza, culpa, inhibición en las relaciones sociales, rigidez. Incluso, en algunas ocasiones, nos encontramos con el efecto contrario, es decir, pacientes que se autolesionan de alguna manera a través de la sexualidad, mediante conducta de sexualidad compulsivas. Es como una manera de intentar reparar aquello que ocurrió no es tan duro como parece porque hacen práctica que son "similares", por llamarlo de alguna manera.
P.¿Por qué las víctimas callan tanto tiempo?
R."Una víctima no habla cuando quiere, habla cuando puede". Normalmente, el estado de congelación es tal que se le acumula la duda, el no ser creída, la vergüenza, hablar del trauma es retraumatizante. Cuando una víctima de abuso sexual, está volviendo a conectar con esa experiencia sentida. En muchas ocasiones no están preparadas para experimentar esas sensaciones de desagrado, de asco, de dolor y se quedan como estado de congelación. Cuando el cuerpo y la víctima están preparados para abordar este tema, a veces, han pasado décadas, porque lo normal es que la víctima intente disociarlo en su cabeza, como intentando convencerse de que esto no ha ocurrido. Pero los traumas no caducan, las memorias traumáticas se quedan almacenadas haciendo su trabajo "en hélice" y es como si fuese una energía que está dentro del cuerpo actuando de muchísimas maneras distintas que ni siquiera se manifiestan puramente en lo sexual. Cuando la persona por fin encuentra los recursos personales para integrar eso dentro de su identidad, dejar de sentirse avergonzada, dejar de sentir el asco, el miedo a no ser creída... Pasa mucho tiempo porque hay que integrarlo bien. De hecho, muchas víctimas que a lo mejor lo cuentan en un proceso de terapia, pero no lo hacen público, es decir, no lo cuenta al entorno, especialmente, cuando ha habido abusos sin penetración.
"La familia jamás debe decirle a la víctima 'sé como te sientes'"
P.¿Es más fácil hablar o más llevadero cuando se comparte con otras víctimas que hayan pasado por lo mismo?
R.Puede ser más llevadero cuando hay grupos terapeúticos de apoyo a víctimas, sin duda. Sin embargo, hay que tener muchísimo cuidado con esto porque me he encontrado con grupos que realizan este tipo de prácticas en contextos "no formales", generando grupos de whats apps, reuniones en paralelo, etc y si no hay una guía terapeútica a veces puede ser un poco peligroso. Te explico por qué. Cuando un grupo de víctimas hablan de lo que les pasa sin que haya un acompañamiento terapeútico por un especialista, como es mi caso en trauma, o algún especialista en salud mental, alguien que esté muy familiarizado con el concepto abuso, desde la sexología, desde la psicología, desde la medicina... Si no hay una guía terapeútica, es probable que esa persona cuando cuente su experiencia, se retraumatice al contarla, así como los demás también. Por lo que más que un espacio de sanación, lo que estamos generando es un caldo de cultivo para que haya una reexperimentación que puede dejar peor a la persona. Entonces los grupos de apoyo sí, pero siempre bajo la supervisión y guía terapeútica.
P.¿Cómo puede ayudar el entorno?
R.La mayoría de veces el problema que tiene el entorno es que lo primero que hace es cuestionar la veracidad el argumento de la víctima cuando la mayoría de veces la víctima no habla y para que hable tiene que haber pasado por un fuerte proceso de aceptación y de asimilación. Muchas veces, sobre todo si ocurrió en la infancia y por personas del entorno cercano, la familia tiende a quitarle importancia cuando debería hacer todo lo contrario, expresando frases como "has hablado cuando has podido", "estamos aquí para ayudarte", o "te acompañamos a denunciar". Yo conozco casos de personas que han denunciado 25 o 30 años después "solo" por validar que eso existió y fue real porque en la familia, a lo mejor, hay un descrédito y se tiende a justificar ese abuso. Hay víctimas que dicen que van a denunciar porque están seguras de lo que están diciendo. Entonces la familia lo primero que tiene que hacer es no cuestionar a la víctima y jamás decirle "sé cómo te sientes" porque cada una lo experimenta de una manera diferente. Ni siquiera dos víctimas tienen una reacción exactamente igual, aunque haya sido la misma agresión porque tienen memorias traumáticas distintas, recursos personales distintos y porque las reacciones de sus sistemas nerviosos son distintas.
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