Recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría para actuar en los atragantamientos de los niños

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En el año 2023, más de una decena de niños perdieron la vida por esta causa

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Niños comiendo en el suelo
Niños comiendo en el suelo / Freepik

Los atragantamientos son una de las emergencias más críticas durante la infancia y constituyen un riesgo especialmente alto en los meses de verano. Las altas temperaturas y el aumento de actividades al aire libre, como las que se realizan en playas, piscinas y parques, favorecen un entorno donde los accidentes infantiles son más frecuentes. Junto con los ahogamientos y los golpes de calor, los atragantamientos figuran entre las principales causas de urgencia médica en niños pequeños.

Por esta razón, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha publicado una guía destinada a ayudar a las familias, personas cuidadoras y profesionales de la infancia a saber cómo actuar de manera rápida y efectiva ante una situación de este tipo. La intervención inmediata y correcta es esencial para evitar consecuencias graves e incluso salvar vidas.

¿Qué es un atragantamiento y por qué es tan peligroso?

Un atragantamiento sucede cuando un objeto extraño, generalmente comida o algún pequeño juguete, bloquea las vías respiratorias impidiendo el paso del aire hacia los pulmones. Este tipo de obstrucción puede ser parcial o total, pero en ambos casos constituye una emergencia. El riesgo es aún mayor en niños menores de cinco años, ya que en estas edades las habilidades de deglución y coordinación aún no están completamente desarrolladas. De hecho, la asfixia provocada por atragantamiento es una de las principales causas de mortalidad infantil en el mundo. En España, en el año 2023, más de una decena de niños perdieron la vida por esta causa, lo que pone en evidencia la necesidad de conocer y aplicar correctamente las maniobras de primeros auxilios.

Combatir los mitos y errores que se han convertido en comunes y, por tanto se cometen muchas veces, es uno de los objetivos principales de la guía de la AEP. Por ejemplo, uno de ellos es introducir los dedos en la boca del niño para intentar extraer el objeto o dar palmadas en la espalda sin seguir una técnica adecuada. Para ello, la asociación ofrece una serie de recomendaciones claras, basadas en la evidencia científica y adaptadas según la edad y el estado de consciencia del niño.

Verdades, mitos y recomendaciones clave

En primer lugar, si el niño o lactante está consciente y presenta una tos efectiva, lo más recomendable es no intervenir físicamente. Aunque pueda resultar angustiante para el adulto observar al niño toser con dificultad, la tos es el mecanismo natural y más eficaz que tiene el cuerpo para intentar expulsar el objeto que bloquea las vías respiratorias, por lo que si interrumpimos ese proceso, puede empeorar la situación y provocar que el objeto se desplace aún más, obstruyendo completamente la entrada de aire.

Sin embargo, si el menor está consciente pero su tos es inefectiva, débil o si presenta signos evidentes de dificultad respiratoria, es fundamental actuar rápidamente. Lo primero es pedir ayuda de inmediato, llamando al número de emergencias 112. Una vez hecho esto, se debe observar la boca del niño con mucho cuidado. Si el objeto no es visible o no se puede extraer con seguridad, nunca se debe intentar sacarlo a ciegas, ya que esto podría empujarlo más adentro.

En estos casos, se deben aplicar maniobras específicas que varían según la edad del niño. En los mayores de un año, se recomienda iniciar con cinco golpes secos entre los omóplatos, utilizando la base de la mano y con el menor inclinado hacia adelante. Si el objeto no sale, se deben realizar cinco compresiones abdominales, conocidas como la maniobra de Heimlich. Esta técnica consiste en colocarse detrás del niño, rodearlo con los brazos y aplicar presión hacia arriba en el abdomen, justo por encima del ombligo. Este ciclo debe repetirse tantas veces como sea necesario, alternando golpes en la espalda y compresiones abdominales, hasta que el objeto sea expulsado o llegue la ayuda médica.

En el caso de los menores de un año, la maniobra cambia, ya que no se deben realizar compresiones abdominales. Primero se aplican cinco golpes en la espalda con el bebé boca abajo, apoyado sobre el antebrazo del adulto. Luego, se deben dar cinco compresiones torácicas, presionando con dos dedos el centro del pecho mientras el bebé está boca arriba. Esta secuencia también se repite hasta que el pequeño recupere la respiración o reciba atención médica.

Si el niño o lactante pierde la consciencia durante el atragantamiento, la prioridad absoluta es iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). Estas maniobras deben comenzar lo antes posible, alternando compresiones torácicas y respiraciones boca a boca, mientras se espera la llegada de los servicios de emergencia. En estos casos, cada segundo cuenta, y seguir las instrucciones del operador del 112 puede ser clave para mantener con vida al menor.

Un aprendizaje que puede salvar vidas

Conocer estos pasos y estar preparado para aplicarlos es una responsabilidad compartida por todas las personas que conviven o trabajan con niños. La AEP insiste en la importancia de recibir formación básica en primeros auxilios pediátricos, tanto en el entorno familiar como en centros educativos y de ocio. Esta preparación no solo aumenta la seguridad de los menores, sino que también brinda a los adultos la confianza necesaria para actuar sin titubeos en momentos críticos.

En resumen, los atragantamientos en la infancia son una emergencia que requiere intervención inmediata y precisa. Actuar con rapidez, mantener la calma y aplicar correctamente las maniobras de auxilio puede significar la diferencia entre una experiencia angustiosa sin consecuencias o una tragedia. La prevención, la vigilancia y la formación son las mejores herramientas para proteger a los más pequeños y garantizar su bienestar en todo momento.

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