Cuando hablamos del concepto de comer bien, generalmente, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es un plato de verduras o comida saludable en general. Pero a veces el comer bien tiene una connotación que está más vinculada a lo cultural, a la preparación del ambiente y a la compañía con la que compartimos los momentos de comida. 

El director general de la Fundación Alicia, un centro de investigación culinaria donde científicos y chefs investigan para que todos comamos mejor, Toni Massanés, asegura: "En revisiones científicas se ha demostrado que el cómo puede ser casi la parte más importante. Comer juntos, compartiendo y hablando es más importante que si hemos decidido ingerir tal nutriente o tal superalimento. También hay que movernos”.

Es igual de importante, tal y como declara la dietista-nutricionista, Lidia Folgar, en una entrevista en el portal Infosalus, "Comer bien es comer los alimentos lo más parecido posible a su estado original, con una proporción mayoritaria de vegetales, y una presencia nula, o casi nula de los 'alimentos superfluos', es decir, aquellos que cuentan con sal añadida y azúcar, así como con grasas de mala calidad". 

La relación con la comida está basada en los hábitos alimentarios para evitar una de las enfermedades más graves y más extendidas que tenemos en la sociedad actual: la obesidad. Aunque estar obeso no siempre depende de una mala alimentación, lo cierto es que, por lo que respecta a los más pequeños, se ha multiplicado por 10 a nivel mundial los casos de obesidad infantil en los últimos 40 años, lo que convierte a España en el segundo país europeo con más casos de esta enfermedad.

El ambiente es clave

El psicólogo y experto en comportamiento alimentario, Brian Wansink, en declaraciones en el portal de la revista Consumer, ha dado a conocer su revisión sobre el influjo de los factores ambientales en el consumo alimentario. Si bien es cierto que no ha realizado un análisis en profundidad de las razones por las cuales el ambiente influye en la cantidad de alimentos que se consume, sí que puede afirmar algunas reflexiones sobre el estudio del comportamiento de las personas a la hora de comer según los diferentes ambientes.

En este sentido, argumenta que "quienes comen solos sienten a menudo más pereza al preparar la comida, aunque sólo haya que calentarla. El hecho de tener compañía favorece que se atienda la presentación e, incluso, se sirva de una manera ordenada y saludable. Comer en buena compañía, en un ambiente distendido y tranquilo, se relaciona también con una ingesta mayor debido a que este momento se prolonga".

Hay otros autores que afirman que comer en compañía favorece el consumo de comidas copiosas frente a las que se hacen en solitario.

Otro factor ambiental que influye tanto en la cantidad de alimentos que comemos como en la combinación que hacemos de los mismos son las vacaciones. Tenemos más tiempo libre, estamos más relajados, podemos elegir comer en buena compañía... En definitiva, una serie de factores influyentes aparejados al tipo de alimentación. 

No solo se trata de buena compañía

Además de comer bien acompañado, si preparas el ambiente, disfrutarás mucho mejor de la comida. Toma nota de estos consejos: 

Iluminación. ¿A quién no le gusta comer con una luz suave o a la luz de las velas? Es un momento íntimo que te hace centrarte en el momento y en la persona con la que estás, por lo que todo sabe mucho mejor y la experiencia es mucho más positiva.

Ruido y sonido ambiente. Cuando los sonidos del ambiente son suaves, ayuda a prolongar el tiempo de permanencia en un restaurante o si estás en tu propia casa, a alargar la velada con la compañía que hayas elegido.