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Persecuciones, muertes, revivir momentos traumáticos o sentir dolor. Estos son los escenarios más comunes a los que nos enfrentamos en las pesadillas. Vivencias que si se sufren a largo plazo pueden derivar en una gama de problemas a nivel físico y mental como la ansiedad, el insomnio o el estrés. Pero, ¿Y si te dijeran que estas experiencias oníricas pueden ser beneficiosas para afrontar las vicisitudes de la vida con más fortaleza o incluso empezar de cero?. Así lo consideran un grupo de científicos tras varios estudios en los que observaron que las personas aprendían a liberar el estrés a través de las pesadillas y que pueden llegar incluso a ser útiles para que una persona enfrente y aprenda a manejar sus traumas y fobias.
Como si de una especie de simulación o entrenamiento virtual se tratase el objetivo mental es trabajar con nuestras emociones negativas, como el miedo, la inseguridad, la impotencia y la culpa, en un ambiente de bajo riesgo. No es real, está solo ahí, en un lugar recóndito y seguro.
Según la psiquiatra Cristina Zunzunegui,"soñar con situaciones que nos dan miedo nos ayuda a procesar las emociones de manera que la reacción del cuerpo no sea tan intensa, y podamos lidiar con la situación de una manera más controlada y tranquila". Asimismo, después de un mal sueño, el área del cerebro que nos prepara para tener miedo es más efectiva, como si el sueño nos entrenara para esta situación.
Esta sería la única manera de explicar que nuestra mente no iniciaría un proceso que atentara contra el propio bienestar. De hecho, los sueños vívidos, emotivos y memorables durante la etapa REM son manifestaciones de que nuestros cerebros almacenan recuerdos y quitan la ''etiqueta emocional'', algo muy positivo a nivel psicológico.
A este respecto, disminuir el bagaje emocional y enfrentarnos a estas situaciones podría hacer de estos escenarios subconscientes un arma para enfrentar situaciones omnipresentes perturbadoras con mejores recursos y menores índices de estrés y sobresalto.
EFECTOS NEGATIVOS A LARGO PLAZO
El investigador de la Universidad de Ginebra Lampros Perogamvros ha publicado un estudio que apoya la hipótesis de la teoría de simulación de las amenazas. Según este trabajo, estar expuesto al miedo en un ambiente seguro como el de los sueños conduce a que lo experimentemos de manera menos traumática en la vida real. Pero sufrir pesadillas o enfrentarse a escenarios terroríficos durante un tiempo prologado puede inducir a consecuencias negativas a nivel mental, diluyendo los efectos positivos que pueden tener durante la vigilia. "Las pesadillas, a diferencia de los malos sueños, se caracterizan por una mayor intensidad emocional que perturba tanto el sueño como el funcionamiento diurno. Según nuestro estudio, una cantidad moderada de miedo en los malos sueños parece ser útil para las respuestas efectivas durante la vigilia. Una cantidad excesiva de miedo, como las pesadillas, podría reflejar lo contrario", señala el científico.
Estas experiencias presentan una mayor intensidad emocional, que perturba tanto el sueño nocturno como el funcionamiento diurno (no eres capaz durante el día de recuperarte de esas sensaciones vividas por la noche). Y ahí radica la diferencia. Hay también sueños negativos en los que se activa el aprendizaje , pero una pesadilla incluye otras emociones extremas e incluso terroríficas. "Una cantidad moderada de miedo parece útil para enfrentarse a la misma emoción durante la vigilia, pero una cantidad excesiva, como en las pesadillas, puede significar lo contrario", explica el investigador.
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