La rivalidad oculta entre nueras y suegras: una psicóloga nos da las claves

La empatía es la base para recuperar esa relación que puede afectar tanto al hijo y novio como futuras descendencias

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Suegras y nueras
Suegras y nueras / Freepik

La relación de la nuera y la suegra no suele ser buena, manteniendo siempre muchas diferencias sobre la percepción que tienen del núcleo familiar. Muchas madres ven la llegada de la novia de su hijo como una amenaza y un peligro. De alguna manera, se puede traducir como la competición por el amor de una misma persona. Sin embargo, saben camuflarla, llenando esos encuentros de cordialidad, aunque realmente pueda aflorar tensiones, rivalidades y desencuentros que acaban afectando a toda la familia

Ambas mujeres ocupan un lugar privilegiado en la vida de la misma persona, hijo y esposo, teniendo con la primera una relación de apego original y con la pareja un proyecto de vida nuevo. Esto suele despertar emociones, comparaciones y sentimientos encontrados que en muchas ocasiones es difícil de manejar. Uno de los conflictos que se origina es la pérdida de poder. La suegra cree que su papel en la vida del hijo se reduce y, la pareja, por su parte, puede ver amenazada su relación por la influencia de la madre. En ciertas culturas, sobre todo, en aquellas donde la madre se ve como una persona muy sacrificada, este conflicto puede ser mayor porque sienten a las novias y esposas como competidoras que vienen a reemplazarla.

Uno de los aspectos más curiosos de esta rivalidad, es que los conflictos se llevan de forma silenciosa y a modo de indirectas. Rara vez, se va a manifestar en una guerra abierta. Un ejemplo de ello, son comentarios sutiles, críticas disfrazadas de consejos o comparaciones que parecen inocentes. La única función es mantener la autoridad y la relevancia dentro de la pareja. Muchas de las nueras responden con sarcasmo, distancia o resistencia pasiva, haciendo el conflicto se haga mucho mayor.

Factores psicológicos que alimentan el conflicto

Las mujeres, en su mayoría, tienen el rol de madre asignado desde que son pequeñas. El instinto de cuidar y proteger a sus hijos cuando los tienen. Así que en el momento en el que las cosas cambia y aparece la figura de la nuera, se pueden sentir inferiores y amenazadas. Las expectativas no cumplidas también influyen mucho, puesto que la suegra se idealiza como sería la mejor novia para su hijo y, en muchas ocasiones, se idealiza tanto, que no se parece nada a la realidad, según el concepto que tienen las madres. Los límites, desde el principio, son muy importante, porque la figura del esposo y el hijo se puede ver en peligro por estar en mitad de la relación.

Consecuencias para la familia

Esta relación entre nuera y suegra desencadena en una estabilidad tanto para la pareja como para la relación maternofilial. Este conflicto genera un fuerte impacto en la salud emocional de todas las personas que están involucradas. Además, cuando la pareja tiene hijos, estos también pueden percibir el mal ambiente entre la madre y la abuela y, por lo tanto, crear confusión y transmitir mensajes basados en la manipulación y la crítica.

Estrategias para restablecer la relación

Aunque esta rivalidad no es inevitable, se puede cambiar aplicando una dinámica hacia una convivencia en armonía que no genere más malestar entre otros miembros de la familia. Por ejemplo, desde el primer momento se deben establecer límites claros dentro de la pareja, sin que la suegra pueda invadir la relación. Se tiene que reconocer el rol de cada persona, sin que ninguna de las dos se pueda sentir amenazada. La empatía juega un papel fundamental y puede ayudar a reducir los prejuicios. Al final la vida es una cadena y la suegra fue nuera anteriormente y la nuera seguramente sea suegra en un futuro. Hablar de las incomodidades de forma directa y respetuosa es una de las técnicas que más aliviará la tensión entre ambas. Además, se debe aceptar la imperfección porque no existe la perfección.

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