¿Por qué somos tímidos?: Este estudio sobre el cerebro humano tiene la respuesta
El cerebelo, aunque siempre se ha asociado con el control motor y la coordinación del movimiento, tiene conexión con la timidez, según el estudio realizado
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La timidez siempre ha estado ligada a una personalidad introvertida. Sin embargo, un estudio ha arrojado una fuente de esperanza sobre por qué se da este estado de ánimo. Este se ha publicado en la revista Personality and Individual Differences y el origen se podría encontrar en el cerebelo. Tal y como se explica, la actividad regional que se produce allí es la causante de evitar la interacción social con los demás.
Para sacar las conclusiones sobre el origen de la timidez, se realizaron resonancias magnéticas mientras se estaba en reposo. Desde el primer momento se pudo observar que los signos evidentes de la timidez mostraban una menor sincronización neuronal en el área Crus I del cerebelo. Así que existiría una conexión entre la dinámica cerebral y el hecho de sentirnos así con las personas.
El cerebelo siempre se ha asociado con el control motor y la coordinación del movimiento. Igualmente, en la investigación se ha confirmado que cumple con un papel de regulación emocional y en la cognición social. En el estudio también se recalca la importancia del sistema de inhibición conductual o BIS por sus siglas en inglés. Este es el encargado de activar una respuesta de precaución sobre amenazas o situaciones alarmantes.
También está presente el sistema de activación conductual (BAS) que activa la busqueda de recompensas y la motivación. Este no ha mostrado ninguna conexión con la timidez. Así que según se expresa como conclusión, las personas que tienen un sistema de alerta cerebral activo demuestran un comportamiento más reservado o tímido.
Los resultados demuestran que este estado de ánimo nace de la manifestación de la actividad espontánea que se lleva a cabo en el cerebelo. Además, cuando la red neuronal presenta menos coherencia, se muestra más sensibilidad ante las críticas y los juicios de los demás. Esta muestra se llevó a cabo en estudiantes universitarios.
Qué pasa en el cerebelo
El cerebelo es una de las estructuras más importantes del sistema nervioso central. Se encuentra situado en la parte posterior e inferior del encéfalo, justo debajo de los hemisferios cerebrales y detrás del tronco encefálico. Aunque representa solo alrededor del 10% del peso total del cerebro, contiene más de la mitad de las neuronas cerebrales, lo que refleja su enorme complejidad y relevancia en el control del movimiento y otras funciones. Este actúa como un segundo cerebro encargado de coordinar, ajustar y perfeccionar las acciones motoras del cuerpo.
El cerebelo está dividido en tres partes principales: el vermis, que se ubica en el centro, y los hemisferios cerebelosos, situados a ambos lados. Su superficie está compuesta por una corteza llena de pliegues finos llamados folias, que aumentan su área y capacidad de procesamiento. En su interior, se encuentra la sustancia blanca con núcleos profundos encargados de enviar la información procesada hacia otras partes del cerebro y la médula espinal. El cerebelo se conecta con el resto del sistema nervioso a través de tres pares de pedúnculos cerebelosos que permiten la comunicación con el tronco encefálico.
La función principal del cerebelo es la coordinación motora, es decir, la capacidad del cuerpo para realizar movimientos suaves, precisos y equilibrados. No inicia los movimientos, pero sí los regula y corrige, comparando constantemente la información que recibe del cerebro (sobre lo que el cuerpo pretende hacer) con la información sensorial que llega desde los músculos, las articulaciones y el oído interno (sobre lo que el cuerpo realmente está haciendo).
Si detecta una discrepancia, el cerebelo ajusta la fuerza, la dirección o la velocidad del movimiento para lograr una ejecución más exacta. Por ello, cuando el cerebelo se daña, la persona puede sufrir ataxia, que se manifiesta en movimientos torpes, temblores o problemas de equilibrio.
Además de la coordinación motora, el cerebelo participa en otras actividades fundamentales. Una de ellas es el mantenimiento del equilibrio y la postura. A través de la información que recibe del sistema vestibular (ubicado en el oído interno), el cerebelo regula el tono muscular y ayuda al cuerpo a mantenerse estable, tanto en reposo como en movimiento.
También interviene en la aprendizaje motor, lo que significa que es esencial para adquirir habilidades que requieren práctica, como tocar un instrumento, escribir o montar en bicicleta. Cada vez que una persona repite una acción, el cerebelo refina los patrones de movimiento, permitiendo que con el tiempo se ejecuten de forma automática y eficiente.
En las últimas décadas, se ha descubierto que el cerebelo no solo interviene en las funciones motoras, sino también en procesos cognitivos y emocionales. Estudios recientes indican que participa en la atención, el lenguaje, la planificación de tareas e incluso en la regulación de las emociones. Esto se debe a sus conexiones con áreas del cerebro involucradas en el pensamiento y el comportamiento.
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