El saetarium que Diario de Sevilla ha estrenado en la web esta cuaresma nos está proporcionando momentos de gran emoción y belleza. Los cantaores se dejan el alma en las interpretaciones, acaban vaciados porque el esfuerzo es mayor del que muchos nos podemos imaginar. Solo se aprecia de verdad la dificultad de cantar una saeta cuando se ve de cerca y en distintas ocasiones. Los templos vacíos, las imágenes sagradas ofrecidas en exclusividad para el artista durante esos minutos gracias a la generosidad de las hermandades, el humo del incienso... ¡Y la gracia! Tremenda gracia la de un señor como El Borrico de Jerez. Justo antes de cantar se tuvo que retirar con un golpe de tos: "¡Aquí hay más humo que un puesto de castañas, os habéis pasado chiquillos!". ¡Olé! La saeta la podrán disfrutar los lectores de este periódico en la edición digital del próximo domingo. Y no es precisamente ninguna castaña, sino una auténtica plegaria marcada por la belleza. Es una vibrante oración al Señor de la Salud en San Nicolás.