Domingo de Ramos en Sevilla: un estreno soñado y con mucho calor

La crónica

Sevilla vive una espléndida jornada inicial de la Semana Santa con menos público en las primeras horas

Sale la Virgen de la Hiniesta. / Antonio Pizarro

QUÉ lento ha pasado el tiempo desde que el 21 de abril de 2019 la marcha Amarguras pusiera el punto y final a la Semana Santa en Santa Marina. Han sido casi tres años de sufrimiento, de pandemia, de hermanos que se han marchado antes de tiempo, de confinamiento, de cofradías sin procesiones. Sevilla recuperó en el día de ayer la mayor de sus tradiciones. Una celebración que está arraigada en el ADN de todos y cada uno de los sevillanos, sean más o menos cofrades. Sean más o menos creyentes. La Semana Santa renació cual ave fénix en el Porvenir. Del blanco de la Resurrección al blanco de la Paz. El fervor, las ganas, la esperanza la ilusión... el sol y el calor fueron la tónica predominante de un día que fue redondo. De la cruz de guía de la Borriquita al último músico de la Virgen del Socorro del Amor. Precisamente el calor que reinó hasta bien entrada la noche restó público a un inicio de celebración que se presumía más multitudinario, aunque se fue recuperando conforme llegaba la noche.

Salida del Palio de la Amargura / Víctor Rodríguez

El Domingo de Ramos empezaba temprano en la Catedral con la misa de palmas presidida por monseñor Saiz, uno de los grandes estrenos de la Semana Santa. El prelado se siente muy a gusto con las hermandades. Es muy consciente de la importante labor que realizan y de que son un importante dique contra la secularización imperante. Por eso, no dejó pasa ni un día para presidir el palquillo de la Campana. Allí disfrutó del paso de las procesiones y concedió la venia a la primera nazarena de la Borriquita, que abrió la carrera oficial después de tres años de sequía. El otro gran estreno institucional fue el alcalde, Antonio Muñoz. Desde el Viernes de Dolores se le ha visto acompañando a todas y cada una de las cofradías. Ayer, junto a sus compañeros de corporación, desfiló junto a la Virgen de la Hiniesta en su procesión.

Salida de La Borriquita del Salvador / Juan Carlos Vázquez

Había curiosidad por ver si el público era receptivo a las indicaciones de las autoridades sanitarias sobre el uso de las mascarillas. Hay que decir que muy poca gente las llevaba en las aglomeraciones. La jornada fue tranquila. Por la mañana hubo menos fieles en las visitas a los templos. Las colas, cuando las había, eran rápidas. Lo mismo ocurrió durante las primeras horas con procesiones. El Salvador sí se llenó para ver la salida de la Borriquita. Llamó la atención el cierre de las bodeguitas, que ya habían advertido hace unos días que las restricciones impuestas por el Ayuntamiento –que eran las mismas del año 2019– les hacía inviable mantener las puertas abiertas.

Salida de la Virgen María Santísima de la Paz el Domingo de Ramos 2022 en Sevilla

La Hermandad de la Paz abría el día e inundaba de alegría el barrio del Porvenir. Mucha gente buscó el refugio ofrecido por los árboles del parque para contemplar la cofradía. A esa hora, ya era prácticamente imposible encontrar un bar que tuviera sitio para almorzar o para tomar un refrigerio. De un tiempo a esta parte se ha hecho completamente imprescindible reservar. Y en Semana Santa no iba a ser menos. Las consecuencias de la pandemia. De la antigua normalidad han quedado las raciones y las medias que sustituyen a las tradicionales tapas durante los días de la pasión.

La salida del misterio de Jesús Despojado / Víctor Rodríguez

Desde Molviedro, una plaza copada por los establecimientos turísticos, llegaban los pasos de Jesús Despojado, dos ejemplos de buen hacer. Si hay una cofradía con sabor en la tarde del Domingo de Ramos es la de la Hiniesta. Todo el barrio de San Julián cabe en esta cofradía clásica y auténtica a más no poder. Ese es su mayor mérito: su gran personalidad. Embelesa el discurrir de los dos pasos por Aniceto Sáenz y la plaza del Pumarejo. El cielo pintado de azul Hiniesta y un bello gesto de homenaje a las Hermanas de la Caridad y su comedor social.

La salida del misterio de la Sagrada Cena / José Ángel García

Que había menos público del esperado se notaba a la hora de moverse. Teniendo en cuenta que en Semana Santa la línea recta no suele ser el camino más corto, fue fácil ir desde San Julián a la calle Doña María Coronel, donde el palio de la Virgen del Subterráneo se llevaba una ovación por su vuelta a los sones de La Madrugá. Las setas de la Encarnación se han consolidado con improvisada tribuna. Desde allí se apreciaba con todo detalle cómo el Señor de la Sagrada Cena iba más arropado con la nueva disposición de los apóstoles.

Paso de La Estrella por el Altozano / Juan Carlos Vázquez

El Domingo de Ramos trajo consigo una vuelta a los claveles. Se pudieron ver en los pasos de la Borriquita, la Cena, la Hiniesta, San Roque, el Amor o la Amargura. Conforme la tarde avanzaba y el sol se iba acostando, se percibió un repunte de público. Se pudo ver en Triana, en San Pablo y la Magdalena para ver a la Estrella, mucho más alegre en sus movimientos; o en San Juan de la Palma y la zona próxima a la Alameda por donde pasaba la Amargura, la perfección hecha cofradía. Qué importante es tener un sello propio y no dejarse llevar por las modas.

Tocan 'Estrella sublime' a la Virgen de la Hiniesta / Pablo Lastrucci

Las cofradías hicieron un gran esfuerzo para cumplir con los horarios. No fue fácil por el calor. En la carrera oficial se acumularon algunos minutos, pero nada que no se pudiera asumir. El Cristo del Amor y la Virgen del Socorro abrocharon un Domingo de Ramos que resultó espléndido y que se llevó por delante dos años de pena y sufrimiento. ¡Cómo lo echábamos de menos!

El arzobispo recibe a las cofradías y preside la Amargura

Es su primera Semana Santa en Sevilla. En los meses que lleva aquí el arzobispo, monseñor Saiz Meneses, ha tenido un estrecho contacto con las hermandades, y ayer no quiso perderse la primera jornada con procesiones en la Plaza de la Campana. Desde el palquillo dio la venia a las cofradías, la primera a la niña Ana Sainz, nazarena de la Borriquita. Más tarde, se encaminó hacia San Juan de la Palma para presidir la salida de la Amargura.

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