HOMENAJE

El mundo discreto y auténtico de Antonio Ríos, el gran devoto del Gran Poder

  • Esta noche recibirá la medalla de oro de la Hermandad del Gran Poder

  • Ocupó el cargo de hermano mayor durante ocho años y fue presidente del Consejo en los 90

  • El último carismático

Antonio Ríos, medalla de oro de la Hermandad del Gran Poder / PABLO LASTRUCCI

Hoy es un día muy especial para Antonio Ríos Ramos, hermano mayor del Gran Poder desde 1984 a 1992 y presidente del Consejo de Hermandades de Sevilla de 1992 al año 2000. La cofradía de San Lorenzo le hará entrega esta noche de la medalla de oro, máxima distinción que concede, en reconocimiento a su impecable trayectoria. Ríos tiene casi los mismos días que el edificio Chrysler de Manhattan o que el periodista y escritor José María Carrascal. A mediados de diciembre cumplirá 92 años. Siendo un niño vivió la guerra civil española y ahora ha sido testigo de una pandemia mundial.

Faltan unos minutos para las doce del mediodía y nos abre las puertas de su casa, donde cada rincón es presidido por el Señor del Gran Poder y la Virgen de los Remedios, patrona de Villarrasa. Varias decenas de cuadros ocupan un recibidor y la mesa, en cuyas fotografías se recogen algunos de los innumerables momentos vividos en estas más de nueve décadas. Los encuentros con Juan Pablo II, las reuniones en la casa del pueblo, entrañables recuerdos con la familia y una fotografía de su primer año como nazareno. También un cuadro de la Macarena, cofradía a la que se apuntó antes que a la del Gran Poder. Bajo el cristal de la mesa camilla hay más fotografías y estampas. 

Antonio Ríos junto a fotografías y recuerdos en su casa Antonio Ríos junto a fotografías y recuerdos en su casa

Antonio Ríos junto a fotografías y recuerdos en su casa / PABLO LASTRUCCI

En la televisión de esta casa se ve la santa misa y, cuando hay, los toros. Justo en este momento están televisando la bendición, en la cadena de la Conferencia Episcopal Española. Antonio nos pide permiso para apagarla y comenzar este reportaje. Quiere que sea algo discreto, como así ha procurado serlo siempre en la vida. No quiere protagonismos y hasta se muestra pudoroso a la hora de tomarle unas fotografías. Ocupamos dos sillones y mantenemos una agradable conversación para saber cómo se encuentra a escasas horas del homenaje que su hermandad le ha preparado.

Antonio nació en 1930 en la localidad onubense de Villarrasa, aunque su familia siempre estuvo entroncada en Sevilla. Su tío, Pedro Ramos Lagares, también villarrasero, era canónigo honorario de la Catedral de Sevilla y fue nombrado primer párroco de la Parroquia de la O. A través de de él conocieron a muchos vecinos de Triana, barrio fundamental en su niñez y adolescencia. Su madre era íntima amiga de Carmela Astolfi, hermana de Carlos Astolfi, hermano mayor del Rocío de Triana durante muchos años. De aquellos años conserva la devoción por la Virgen "chiquitita" del Rocío de Triana, por el Cristo del Cachorro y por la Virgen de la O.

Desde que tiene uso de razón ha tenido cerca a curas, obispos y cardenales. Podría escribirse una larga lista con los nombres de todos ellos. Conoció al cardenal José María Bueno Monreal y tuvo mucho trato con el cardenal Carlos Amigo Vallejo. "Él ha sido siempre una persona cariñosa, muy querida, y hemos sentido con todo el alma su muerte". Con Fray Carlos vivió su etapa como hermano mayor y como presidente del Consejo, también fue testigo junto a él de la visita del Papa Juan Pablo II a Sevilla el verano de 1993. Años más tarde llegaría monseñor Juan José Asenjo, quien condecoró a Ríos con la medalla Pro Eclesia et Pontifice, concedida por el Papa Francisco por sus servicios distinguidos a la Iglesia.

Antonio Ríos muestra una fotografía de él mismo junto al Señor en su paso Antonio Ríos muestra una fotografía de él mismo junto al Señor en su paso

Antonio Ríos muestra una fotografía de él mismo junto al Señor en su paso / PABLO LASTRUCCI

Basta con hablar unos minutos con Antonio Ríos y saber que se está ante un buen hombre, noble y servicial. Su mirada es limpia y llena de bondad. Quienes lo conocen dicen que es un cofrade ejemplar, aunque a él le ruborizan los halagos. Fue hermano mayor de la patrona de su pueblo y del Gran Poder, además de presidente de las cofradías, pero nunca buscó ser un hombre mediático. De hecho, de todos sus cargos el que más le ha marcado ha sido el de prioste del Señor de Sevilla. "Cuidar al Señor desde cerca es lo más grande que he hecho allí". En uno de esos pequeños marcos guarda una fotografía junto al Gran Poder en su paso, a pocos centímetros de su rostro, en la privilegiada tarea de colocarle su cíngulo.

Esta noche, rodeado de sus hermanos, recibirá en la Basílica la medalla de oro durante la misa de las 20:30. Luego está prevista la celebración de un cóctel en el Palacio de los Condes de Santa Coloma, en la calle Santa Clara. "Ha sido una sorpresa para mí, porque yo no he querido tener ningún reconocimiento, ni allí ni en ningún sitio, y allí menos, que era algo tan entrañable para mí. Cuando he visto todo este tinglado me he asustado un poco. Me daba miedo. Yo no he hecho ninguna cosa extraordinaria". Pues a veces, en lo ordinario, y en lo más sencillo, está la grandeza de los hombres.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios