El Palquillo

Homenaje al músico Álvarez Beigbeder

  • La Banda de la Cruz Roja presenta el trabajo discográfico que ha editado en memoria del compositor jerezano

Un recuerdo necesario a un músico excepcional y no siempre bien valorado por los cofrades y las propias hermandades. La banda de núsica de la Cruz Roja estrenó anoche un nuevo trabajo discográfico, titulado Memoria eterna, con el que rinde homenaje al jerezano Germán Álvarez Beigbeder. El concierto en el que se interpretaron las obras que se incluyen en este trabajo tuvo lugar en la Parroquia de San Isidoro. La Cruz Roja se suma con este espléndido monográfico a la conmemoración del cincuenta aniversario del fallecimiento de Álvarez Beigbeder, una de las figuras imprescindibles y más importantes del género procesional.

Este proyecto discográfico, que se puede adquirir exclusivamente junto a Diario de Sevilla, comenzó a gestarse hace dos años, en el momento que sonó Desamparo en los Callejones durante el año 2017 tras la Virgen de Gracia y Esperanza de San Roque, dándose la circunstancia de que se cumplen ahora cien años de la primera salida de la Cruz Roja tras esta Dolorosa, aunque de forma intermitente. Ese mismo año también sonaron tras la Gracia y Esperanza obras como Virgen del Rosario o Santa María de la Paz. El proyecto no se ha terminado con la publicación del trabajo, porque Sevilla está en deuda con Beigbeder, y en este disco se recoge el compromiso de enseñar al que ignoraba y de recordar al que le mantenía en el olvido.

El CD de Memoria eterna se puede adquirir junto a 'Diario de Sevilla'

"Sus marchas, de gran calidad, tan originales y emotivas, de pulcra elaboración y cuidado técnico, deberían sonar en nuestra Semana Santa en la misma proporción que las de los Font, Farfán o Gámez, debido a que Álvarez Beigbeder comparte escalafón junto a los grandes de la música nacionalista andaluza como Falla, Turina o Albéniz", explica José Ignacio Cansino, director de la Cruz Roja.

La relación de la música cofradiera de Beigbeder con Sevilla se remonta, al menos, al año 1921, año en el que consta que Manuel López Farfán incluyó Al pie de la Cruz en el repertorio de Soria 9, compartiendo cartel con Jone y el estreno de La Victoria de María y El Refugio de María.

Sin embargo, no es hasta los años 50 cuando las marchas de Álvarez Beigbeder empiezan a prodigarse con mayor asiduidad en las procesiones de Sevilla. Sin duda, influyó de manera determinante que el músico publicase en la revista Harmonía la mayoría de sus marchas. Juan Vicente Mas Quiles, director de Soria 9 entre 1947 y 1957, no dudó en incluir varias de ellas en cuanto le llegaron, debido a su gran calidad, entre ellas Amargura, Nuestra Señora del Mayor Dolor o Santa Teresa de Jesús. De este período data además la dedicatoria de Cristo del Cachorro, la única composición que dedicó a las cofradías sevillanas.

El sucesor de Mas Quiles al frente de la música del Soria 9, Pedro Gámez Laserna, tampoco fue ajeno a la valía de la música del jerezano, pues incluyó en su repertorio Cristo de la Expiración. Tampoco quedó a la zaga José Albero, director de la Banda Municipal de Sevilla, que en los años 80 prodigó sus composiciones.

Con la llegada del siglo XXI y el movimiento de revalorización de la música procesional, poco a poco diversas marchas se han afianzando en los repertorios habituales de varias bandas y cofradías, por lo que es posible deleitarse tras los pasos sevillanos con Desamparo, Memoria eterna, Cristo de la Expiración, Reina del Carmelo, Santa María de la Paz, Santa Teresa de Jesús o Virgen del Rosario.

La selección que la banda de la Cruz Roja ha elegido para este homenaje discográfico cuenta con un ramillete de marchas dedicadas en su mayor parte a imágenes de la Semana Santa de Jerez de la Frontera, como son Nuestra Señora de la Soledad (1905), Desamparo (1907), Nuestra Señora del Mayor Dolor (1907), Cristo de la Expiración (1921), Reina del Carmelo (1924), Virgen del Valle (1947) y Amargura (1949). Asimismo, se incluyen Virgen del Rosario (1906), para la Patrona de Cádiz; Memoria eterna, dedicada a un amor de juventud, y tres marchas de alusiones eucarísticas o letíficas, como son Cantemos al Señor (1920), Santa Teresa de Jesús (1924) y Santa María de la Paz (1963).

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