Cofradías

La Macarena estrena una casa de hermandad "abierta a todos"

  • La reforma ha eliminado las barreras arquitectónicas, creando grandes espacios polivalentes para el uso y disfrute de los hermanos, y mejorado sensiblemente la zona administrativa. 

Miguel Rus, Fernández Cabrero y Rafael Cuadrado en el patio de la casa.

Miguel Rus, Fernández Cabrero y Rafael Cuadrado en el patio de la casa. / Antonio Pizarro

Moderna, accesible, funcional, polivalente. Así es la renovada casa de hermandad de la Macarena. La corporación, cuyo hermano mayor es José Antonio Fernández Cabrero, ha presentado esta mañana a los medios de comunicación el resultado de la obra que se ha realizado durante los últimos siete meses. La intervención realizada bajo la dirección del arquitecto Rafael Cuadrado y ejecutada por la empresa constructora Heliopol, cuyo presidente es Miguel Rus, ha conseguido integrar las dos casas que conforman las dependencias de la hermandad, creando amplias salas para que puedan ser utilizadas por los colectivos de la cofradía, un archivo dotado de los últimos sistemas de seguridad y contra incendios, salas nobles para el hermano mayor y los oficiales de junta, una zona de atención a los hermanos, y una azotea en la que se podrán realizar diferentes actos. En total son 938 metros cuadrados divididos en tres plantas.

"Es una casa de hermandad abierta, un espacio de encuentro, para compartir con el barrio y la ciudad, una casa con alma que tiene que estar llena de almas", ha señalado el hermano mayor durante la visita, en la que ha estado acompañado por el arquitecto y el responsable de la constructora. El arquitecto ha sido el encargado de resumir las reformas realizadas. En la planta baja se han eliminado las barreras arquitectónicas y se ha abierto el antiguo salón de actos hacia el patio. El ascensor que recorre todas las plantas se ha instalado en la medianera.

El nuevo despacho del hermano mayor. El nuevo despacho del hermano mayor.

El nuevo despacho del hermano mayor. / Antonio Pizarro

En la planta primera "es donde más se ha trabajado la distribución y la funcionalidad, ya que era poco razonable", ha explicado Cuadrado. El principal cambio en esta zona es que se ha llevado a la fachada de la calle Bécquer tanto el despacho del hermano mayor como la sala capitular. Los despachos de mayordomía y secretaría y el espacio de atención a los hermanos se ha trasladado a la zona interior. El ascensor permite el acceso a todas las estancias. También se ha creado un lugar de acogida delante de los balcones que dan al atrio.

La nueva sala capitular. La nueva sala capitular.

La nueva sala capitular. / Antonio Pizarro

La segunda planta presentaba los mismos problema de la primera, con el agravante de que los forjados de ambas casas se encontraban todavía a mayor diferencia de altura. Se han creado un salón, que lleva el nombre de Juan Manuel Rodríguez Ojeda; y una biblioteca denominada Antonio Rodríguez Buzón. En la parte trasera está la zona de trabajo de las personas que se encargan de digitalizar los documentos de la corporación y el archivo, que se ha dotado con modernas estanterías móviles con capacidad para más de 2.500 cajas y el último sistema en extinción de incendios. 

Por último, la cubierta se ha adaptado y cuenta con 32 metros cuadrados para poder hacer eventos y reuniones al aire libre y con unas vistas envidiables.  

"El principal problema al que nos enfrentábamos era la unión entre las casas. La solución más evidente era abrir la medianera. También se ha hecho una unión formal también en los materiales. Hemos conseguido, como quería la hermandad, una casa abierta y fácil de entender", ha resumido el arquitecto.

Por último, Miguel Rus se ha mostrado muy satisfecho al haber concluido la obra en plazo y sin salirse del presupuesto aprobado. "Para nosotros no ha sido una obra más. Me acuerdo de mi abuelo, Salvador Rus, que creó la empresa hace 97 años y que era hermano y estaba muy vinculado a la hermandad". 

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