Eterna camarera de la Patrona de la ciudad, la Virgen de los Reyes; y de la devoción familiar, la Virgen del Dulce Nombre. En la madrugada de este domingo ha muerto a los 90 años María Dolores Gálvez Pedraja, Lolina, a consecuencia de un fallo multiorgánico provocado por la enfermedad que arrastraba desde hace tiempo. Lolina, como era conocida por todos, era una institución en la Catedral y en San Lorenzo. Tanto en la Virgen de los Reyes como en la Hermandad de la Bofetá había depositado los esfuerzos de toda una vida. Primero junto a su inseparable marido, Enrique Rodríguez Alcalá, prioste de priostes; y luego en solitario con el tesón, la voluntad y el espíritu de servicio que la caracterizaba.

Lolina con la Virgen del Dulce Nombre.

La vida de Lolina siempre ha estado relacionada con el mundo de las hermandades y cofradías. A la Bofetá llegó de la mano de su querido Enrique, prioste honorario de la corporación, en el año 1950. Desde entonces, siempre ha estado junto a la Virgen del Dulce Nombre. Cada vez que se encontraba junto a la Dolorosa se seguía emocionando como el primer día. Como más le gustaba la Virgen era vestida de hebrea, “porque se ve tal cómo era la Virgen, en todo su esplendor”, contaba a este periódico en un reportaje.

Lolina fue una destacada bordadora del taller de Elena Caro. Gracias a este trabajo, ha realizado innumerables piezas para las hermandades y cofradías. Muchas de ellas para su Virgen del Dulce Nombre y la Virgen de los Reyes. En la cofradía de San Lorenzo, Lolina ostentaba el cargo de hermana de honor y camarera perpetua. Ostentaba el número 16 en la nómina de hermanos.

A la Virgen de los Reyes también llegó junto a su inseparable Enrique, que se encargaba de las labores de mantenimiento, que es como en la asociación se denomina a los priostes. Era camarera auxiliar y tenía el inmenso privilegio de ayudar a las hermanas de la cruz en las labores de vestir a la Patrona. "Íbamos todas las semanas a la sabatina y empezamos a participar en todo", contaba en la previa de un 15 de agosto.

Lolina besa la mano de la Virgen de los Reyes.

Lolina ha sido testigo de excepción de la devoción de los sevillanos a su patrona. Ella se encargaba siempre de presentar los niños a la Virgen y era la portadora de muchas peticiones y súplicas. "No sé decirte lo que me entra cuando estoy delante de la Virgen", explicaba. Como maestra bordadora le hizo bastante ropa tanto a la Virgen como al Niño, que era su predilección. También cuidaba del ajuar y lo arreglaba cuando es necesario.  

Asenjo impone la medalla a Lolina Gálvez.

En enero del año 2018, el Cabildo Catedral, y el propio arzobispo de entonces, monseñor Juan José Asenjo, quisieron reconocer toda esta vida dedicada a la Iglesia de Sevilla y a la Patrona concediéndole una medalla distintiva. Era la primera vez que el Cabildo Catedral distinguía a una persona con este tipo de condecoración. La medalla, realiza ex profeso por el orfebre de Fernando Marmolejo, mostraba en el anverso a la Virgen de los Reyes y en el reverso a San Fernando en el anverso, además de los emblemas del Cabildo.

Lolina durante el homenaje que le tributó su Hermandad de la Bofetá.

Lolina era viuda desde hace años y tenía un hijo, Jesús Enrique Rodríguez Gálvez, que ha sido un destacado hermano mayor de la Bofetá y también ha sido miembro de la junta directiva de la asociación de fieles de la Virgen de los Reyes. También era hermana de la Pastora de San Antonio y participó en la confección del manto de salida estrenado el pasado año.

El cuerpo de Lolina se velará a partir de las 11:30 de este domingo en la sala 2 del Tanatorio San Jerónimo.

La misa funeral se celebrará este lunes, a las 11:30, en la Parroquia de San Lorenzo.