Como ya es tradicional, la Hermandad del Baratillo celebró en la mañana del primer domingo de cuaresma su función principal de instituto, como broche a los cultos en honor a la Virgen de la Piedad y al Cristo de las Misericordias, obras de Fernández-Andes en 1945 y Ortega Bru en 1950 respectivamente, en la Iglesia del antiguo Hospital de la Santa Caridad. Radiante mañana de sol y agradables temperaturas, en la que numerosos hermanos de la corporación del Miércoles Santo acudieron tanto al culto como al posterior traslado a la su Capilla torera de la calle Adriano.
Un considerable cortejo de hermanos con cirios azules abría paso a sus sagrados titulares, que iban a su vez acompañados por la escolanía y capilla musical de María Auxiliadora. Los encargados de guiar las andas eran Rafael Díaz Talaverón y su hijo Rafael Díaz Algaba, recientemente nombrados capataces del paso de misterio de la Piedad. En torno a la una de la tarde comenzaba el traslado de regreso, tomando las calles Temprado, Dos de Mayo, Arfe y Adriano.
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