El Palquillo

Procesión de la Virgen de las Nieves: La belleza sin temor a la bulla

Momentos de la procesión de la Virgen de las Nieves

Sevilla se va reencontrando con sí misma tras casi dos años de vacíos y ausencias. Las calles vuelven a recuperar las procesiones de Gloria que a lo largo del calendario recorren las advocaciones de la Virgen María. Este domingo salía desde Santa María la Blanca la imagen de Nuestra Señora de las Nieves, una de las procesiones más esperadas del mes de octubre.

Las lluvias de pétalos se sucedían desde su salida. Sones de la Banda de Música del Maestro Tejera, dirigida por José Manuel Tristán. La patrona de La Palma recorría las calles del barrio de Santa Cruz, regalando una estampa de belleza insuperable a su paso por la Plaza de la Alianza, con la Giralda como testigo.

Bullas delante y alrededor del paso, para escuchar de cerca la voz del capataz Paco Reguera, "vamos mi gente buena, con oficio ahí debajo". Salvo por el uso de las mascarillas, la sensación es de absoluta normalidad. Sin temor, sin miedo, pero con precaución. La pandemia ya no es n obstáculo para la celebración del culto externo de nuestras hermandades y cofradías.

Subía la calle Mateos Gago la Virgen tallada por Leoncio Baglietto en 1864 -autoría recientemente descubierta-, dejando a su paso un dulce olor a nardos, colocados generosamente en las esquinas de la canastilla, sobre una base de hojas de eucalipto. Un cable de las luces de Navidad, que ya comienzan a instalarse, quedó enganchado a la corona, haciendo que el resto de levantás fuesen a pulso.

Se abrían las puertas de la Iglesia de Santa Cruz, y resaltaba en la oscuridad del templo la figura del Cristo de las Misericordias. Sonaba "Cristo en la Alcazaba". Tras los rezos, levatá y chichotá dedicada a la hermandad del Martes Santo, seguida de la marcha "Corpus Christi" para acompañar a la vuelta que levantó un sentido aplauso. Trabajo impecable de la cuadrilla de costaleros.

La blancura de su manto era un lucero en la oscuridad de las calles estrechas, como su candelería encendida adornada con flores de cera rizada. La noche tocaba su fin cuando otro lluvia de flores caía desde una casa de la calle Ximénez de Enciso, a sones de "La Estrella Sublime". La entrada en Santa María la Blanca se produjo a las 22:20, 

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