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Segura aporta frescura al atril

Pregón de la Semana Santa 2013

El pregonero de la Semana Santa de 2013 encandiló al público del Maestranza con su puesta en escena, su poesía directa y popular y su propuesta renovadora.

Foto: Juan Carlos Muñoz
Juan Parejo

17 de marzo 2013 - 11:48

En la misma semana en la que la cristiandad aplaudía la llegada al pontificado del papa Francisco, y con ella una más que previsible renovación en la Iglesia, otro Francisco, Francisco Javier Segura Márquez, Francis en el universo cofradiero, puso boca abajo el Teatro de la Maestranza con un Pregón de aires renovados. Un Pregón valiente y fresco. Joven y ágil. Culto y popular a la vez. Con una gran dominio de la palabra, de la poesía y de la puesta en escena. Muy onomatopéyico. Se le vio sobrado sobre el escenario. Muy aplaudido y celebrado entre los asistentes. Un Pregón eminentemente poético que sirvió para homenajear a las hermandades de víspera y a los jóvenes. Un Pregón en el que no faltaron los temas de actualidad, como el paro o la crisis, ni las redes sociales. Un Pregón que fue anuncio de lo que llegará en apenas unos días. Un Pregón de vivencias y evocaciones. Un Pregón muy ajustado al tiempo (apenas duró una hora y veinticinco minutos). Un Pregón que conectó de principio a fin con un público -el del escenario y el del patio de butacas- entregado. Un Pregón sentido y vivido desde el atril.

Fue todo un soplo de aire fresco. Hay que apuntar un haber en el casillero del Consejo de Hermandades por la elección de Segura. También en el de su anterior presidente, Adolfo Arenas -que tuvo que disfrutar una enormidad viéndolo por televisión- y para el que Segura tuvo unas palabras de recuerdo; y en el de Andrés Martín, el superdelegado de gloria, gran valedor y camarlengo del pregonero. Cada vez que se le preguntaba al orador en los días previos por los nervios afirmaba sin contemplaciones que estaba más que tranquilo. Este domingo lo demostró. Incluso minutos antes de subirse al escenario se gustaba con el piano que había en su camerino mientras interpretaba Virgen del Valle o el Himno de la Divina Pastora bajo la atenta mirada de la prensa y del director de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, Francisco Javier Gutiérrez Juan.

Anunció Segura que la primera palabra del Pregón sería muy importante para el conjunto. Pues bien, la primera palabra no fue en castellano, sino en arameo: Effetá, que significa "que se abran tus ojos y tus oídos al estruendo de la gracia". Comenzó y terminó en verso. Fueron en total 18 los romances que leyó. Algunos muy extensos. La mayoría de rima libre, y con pasajes desordenados, como ya advirtió. No había un hilo argumental. Eso sí, se repetía el esquema de introducir los diferentes capítulos con varios párrafos en prosa para rematarlo con una gran poesía dedicada a una advocación en concreto. Empezó con su Cristo de las Almas en ese romance denominado Effetá en el que pidió "que no haga falta -vencemos a la tercera- chubasqueros ni paraguas". Terminó con otro largo romance dedicado a su Virgen de la Amargura.

Tras esta introducción, en la que se advirtió cómo sería toda la alocución, llegó una innovadora presentación. No rindió pleitesía al modo tradicional. Así pidió la venia al arzobispo: "Quiero, Excmo. Sr. Arzobispo, saludarle tomando la calle de la Bajada de la Cruz Dorada en su tierra, como baja la cruz dorada de las Penas por la calle Alfonso XII, dorada en los rayos de la luz tardía que borda la túnica del Señor de las Penas". Para el resto de las autoridades empleó el mismo esquema. Llegó al principio la referencia al Año de la Fe, una fe que, como aseguró, "puede explicarse de muchas maneras sin que el Pregón sea un sermón repetitivo". Desde los primeros romances derrochó frescura y fuerza desde el atril. El pregonero empezó con sus onomatopeyas cuando reprodujo el sonido de la pértiga para levantar los ciriales. Se repiteron, en forma de marcha, martillo, o beso, durante toda la alocución.

Al hablar de Santa Marta pidió que no se quedaran los cofrades en los lirios, la rosa o el silencio. Pidió sepulcros abiertos para quedarse con Cristo. Ahondar en el meollo de la celebración, como siempre pide el arzobispo. Ya había conectado plenamente con el público y se le veía disfrutar. Igual que hacía el auditorio, envuelto en una carcajada, cuando escenificó las preguntas insistentes en la Semana Santa. Las risas brotaron también con fuerza en un memorable pasaje en el que Herodes se bajaba del paso del Señor del Silencio para meterse de costalero.

La realidad social, la crisis, el paro, el hambre de muchas familias, surgieron a través de una anécdota con la que hilvanó un bellísimo romance al Señor del Gran Poder, Jesús de los comedores, y en el que destacó la labor social que hacen las hermandades. "¿De qué me sirve rezarte si luego rezo y te engaño y no le doy cada día pan a los desheredados?".

Aunque hacía un par de semanas que el texto estaba rematado, el pregonero introdujo dos pasajes de última hora. Uno por devoción. El otro por la actualidad del momento. Se emocionó vivamente con el primero de ellos. El domingo pasado, Segura vivió un momento pleno de sentimientos en la Estrella mientras ayudaba a su vestidor cuando la Virgen volvía a su altar, tras la celebración del besamanos. Así lo evocó con las lágrimas saltadas: "Déjame decirte aurora detenida que no avanza, déjame decir soñando Estrella, celeste fragua, déjame decirte, Estrella, que hasta el lucero del alba, se ha convertido en negrura cuando ha mirado tu cara". El otro pasaje que no estará en el libro es el del nombramiento del nuevo papa. Hizo un símil con la Hermandad de la Resurrección y el despertar de la Iglesia dormida. Continuó el pregonero en esa evocación desordenada repasando detalles, escenarios y hermandades. Uno de los pasajes más aplaudidos fue el que dedicó al Silencio Blanco. En su puesta en escena incluso tarareó el comienzo de la conocida marcha dedicada a la Amargura. Fue interrumpido en este romance en el que arrancó grandes carcajadas cuando describió al Herodes de su hermandad: "Herodes... este Herodes... ¡qué torpe eres miarma!".

El Pregón más reivindicativo llegó después. Afirmó que para salir de costalero "no debería existir más limitación que la fuerza humana al desgastarse". Se unió a las voces que piden una renovación del acto: "Un cambio de escenario, una ampliación del aforo para que, con menos diferencias, todos los que quieran puedan asistir". Incluso puso en práctica una renovación en directo, gracias a Twitter, para pedir ánimos a un joven costalero aquejado de cáncer. El hastag#ánimoguille fue tendencia en Sevilla.

El recuerdo a su Pastora llegó con el Baratillo. Y la juventud. La apuesta por los jóvenes de las hermandades personificados en el Cristo del Cachorro, "Cristo de la Juventud", y con recuerdo de la JMJ en la que no estuvo el Crucificado. Protagonizó una encendida defensa de los jóvenes, de su valía y de sus ganas de aportar. Pidió la unión en las hermandades: "Soy un joven soñador que no quiere desunión en las hermandades. Quiero un Dulce Nombre más dulce que nunca sin tribunales de Anás entre hermanos". Y las vísperas. Fue de los momentos más emotivos. Es el pregonero un firme defensor de todas las hermandades. Criticó a los "cofrades cabales" que pontifican en bares y tabernas lo que es una cofradía. Torreblanca, Alcosa, Padre Pío, la Corona, Bellavista, Pasión y Muerte... todas tuvieron un lugar de honor en el Pregón de Segura.

Ante la Macarena hizo una particular protestación de fe. Formuló un Credo al sevillano, o al macareno modo. La ciudad entera unida por la fe que le profesa a la Esperanza. Largo el romance con destacados versos. Y si empezó con el Cristo de las Almas el final tenía que ser con la Amargura: "Mi madre". Se mostró orgulloso de pertenecer a esa familia. Evocó la pureza de la Virgen más allá de los oros de su manto o de la plata de su paso. "Tú eres para mí, Amargura, un recuerdo inolvidable cuando abril dijo a noviembre que tenía celos de amarte".

Un gran éxito cosechó el pregonero más joven de la historia. Conquistó por su desparpajo, la calidad de sus versos y la pasión que puso sobre el escenario.

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