Las cofradías de Sevilla en 2025: un año al límite en lo extraordinario

Balance

El Cachorro en Roma y Montserrat en Cataluña abren la puerta a nuevos formatos

Se imponen las salidas sucesivas de una imagen con motivo de una coronación o misión

Nos quemamos en público y en privado

El Cachorro en su paso delante del Coliseo de Roma.
El Cachorro en su paso delante del Coliseo de Roma. / Juan Carlos Muñoz

El año que a punto está de concluir ha sido uno de los más intensos en cuanto a acontecimientos cofradieros fuera de su calendario habitual, esto es, la cuaresma y la Semana Santa. Si por algo se recordará 2025 será por procesiones extraordinarias fuera de su hábitat natural, es decir, cultos protagonizados por hermandades de la capital que han tenido como escenarios enclaves tan lejanos como Roma o la abadía de Montserrat. Sin olvidar coronaciones y misiones que se han prolongado casi un mes. Una sobredosis en un contexto en el que las reivindicaciones salariales de la Policía Local han puesto en entredicho esta sobrecarga.

Para algunos, las salidas extraordinarias no son nada nuevo, ya las hubo en el pasado. Para otros, un síntoma de los nuevos tiempos, condicionados por el exceso. Hay quien ve en ellas saturación y desmedida. Otros las defienden como modo de evangelización y de reivindicar un espacio en la vía pública para la religiosidad popular. Opiniones para todos los gustos.

Si por algo se recordará 2025 en materia cofradiera será por la presencia del Cachorro en la capital italiana durante cinco días. Desde el 14 al 17 de mayo el Cristo de la Expiración, una de las tallas más portentosas de la Semana Santa hispalense, estuvo en la Ciudad Eterna. Primero lo hizo, durante tres jornadas, en la Basílica de San Pedro, en el corazón del Vaticano. Sin flores. Sin velas. Un concepto museístico para una estancia histórica que acudieron a contemplar cientos de devotos.

El Cristo de la Expiración y la Virgen de la Esperanza en el Vaticano.
El Cristo de la Expiración y la Virgen de la Esperanza en el Vaticano. / Juan Carlos Muñoz

El motivo de este acontecimiento extraordinario fue el Jubileo de las Cofradías que se celebra cada 25 años. El colofón lo puso la Gran Procesión de clausura, que tuvo como escenario el Coliseo y el Circo Máximo. Tanto el crucificado de Ruiz Gijón como la malagueña Virgen de la Esperanza salieron de una gran carpa para recorrer un entorno vallado y que resultó frío en algunos momentos. La lluvia apareció y aceleró un discurrir que dejó estampas para la memoria, como el Cachorro por el Coliseo iluminado. Cuestión distinta fue la repercusión que tal acontecimiento –con un coste de 2,5 millones de euros, la mayoría procedente de fondos públicos– logró en la curia vaticana y en la capital italiana. Impacto bastante cuestionable al coincidir con los prolegómenos de la misa de inicio del pontificado de León XIV. El público de la procesión era en su mayoría andaluz. Italianos pocos, muy pocos.

Al Cachorro se ha sumado, a la hora de presidir cultos fuera de Sevilla, otra imagen del Viernes Santo: la Virgen de Montserrat. La Dolorosa de la collación de la Magdalena viajó hasta la abadía catalana para celebrar el milenario de este monasterio y los 450 años de la fundación de la hermandad sevillana. Un acontecimiento sin el impacto mediático del Jubileo en Roma (que fue televisado por Canal Sur TV), de carácter más doméstico, pero lleno de belleza en la sierra barcelonesa. Ha sido otra de las estampas de este 2025 en lo que algunos denominan “el foco espiritual del independentismo catalán”. Nada queda ajeno ya al universo cofradiero sevillano.

La Virgen de Montserrat en la abadía catalana.
La Virgen de Montserrat en la abadía catalana. / Redacción Sevilla

Pero, sin duda, este año que culmina ha sido el de la Misión de la Esperanza de Triana en el Polígono Sur. Hasta siete salidas extraordinarias protagonizó la Dolorosa de la calle Pureza desde el 4 de octubre al 1 de noviembre. La imagen, una de las de mayor devoción de Andalucía, estuvo en las parroquias de Las Letanías y las Tres Mil; en Santa Ana; en San Jacinto (su antigua sede canónica) y en la Catedral.

La corporación del antiguo arrabal retomaba la senda emprendida por el Gran Poder en 2021 con la Misión en Los Pajaritos. Una manera de vertebrar la ciudad acudiendo a las periferias espirituales de las que hablaba el papa Francisco. También supuso una manera de refrendar el apogeo que vive esta hermandad, tanto en el incremento en número de hermanos como en su patrimonio material, aumentado los últimos años en gran cantidad de piezas de enorme calidad.

La Esperanza de Triana visita el Hospital Virgen del Rocío al regreso de la Misión al Polígono Sur.
La Esperanza de Triana visita el Hospital Virgen del Rocío al regreso de la Misión al Polígono Sur. / José Ángel García

La sucesión de diversas salidas extraordinarias de una imagen con motivo de un acontecimiento se ha convertido en un modelo a seguir por varias hermandades. Ahí está el ejemplo de la Redención, con la coronación de la Virgen del Rocío el pasado junio; y de la Pastora de Santa Marina, coronada en septiembre. Ambas corporaciones llenaron el calendario con traslados de sus titulares a distintos templos. La cofradía del Lunes Santo lo hizo en tres ocasiones (dos en paso de gloria y una en el palio). La de la calle Amparo protagonizó cinco salidas en menos de un mes, al acudir a diversos templos, incluida la Catedral y la parroquia de San Pedro, de donde salió la Virgen de la Amargura, sin palio, en otra extraordinaria el 1 de junio.

El arzobispo de Sevilla corona a la primitiva Divina Pastora.
El arzobispo de Sevilla corona a la primitiva Divina Pastora. / Antonio Pizarro

El otoño ha sido especialmente intenso. Prácticamente no ha habido fin de semana libre. Desde el traslado de la Hermandad de las Aguas en septiembre a San Jacinto (y su posterior regreso) para celebrar los 275 años de su fundación; pasando por el Divino Perdón de Alcosa y las Penas de San Vicente, sin dejar atrás la aplaudida recuperación del Stabat Mater del Museo, con ida y vuelta al templo metropolitano.

Una colmatación de cultos externos que vuelve a cuestionarse en un año de tensión entre el Ayuntamiento y la Policía Local (otro clásico) por el convenio laboral. Acuerdo en el que el pago de horas extras por estas procesiones protagoniza muchos titulares. Un viejo debate para un 2025 en el que lo extraordinario llegó al límite (sin necesidad de magnas).

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