Con la venia

Tomás Ybarra

Hoy primer viernes de marzo, cuando Jesús Nazareno abraza la Santa Cruz de Jerusalén en sagrado besapiés, quiero vindicar la figura modélica y excepcional de don Tomás de Ybarra y González (Sevilla 1847-1916). El pasado 20 de noviembre de 2016 se cumplió precisamente un siglo de su fallecimiento, siendo entonces hermano mayor perpetuo de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla.

Don Tomás fue destacado dirigente político del partido conservador liberal, diligente empresario sevillano y andaluz y sobre todo hombre profundamente cristiano, muy vinculado a la Iglesia de Sevilla. En este sentido, rehabilitó a su costa el cimborrio de la Catedral hispalense tras el derrumbe de 1881, así como algunas puertas, entre ellas la llamada del Príncipe. Pero sobre todo, don Tomás, hermano de la Santa Caridad, destacaría muy pronto por su amor al prójimo en la práctica de la caridad, pública y privada, en aquella ciudad decimonónica de tantas miserias y necesidades.

Fue el primer Ybarra que llego en 1869 a la hermandad de Jesús Nazareno. No llegó sólo. Con don Tomás fueron llegando poco a poco a San Antonio Abad parientes y amigos; entre ellos el que seria con el tiempo su consiliario primero: don Joaquín Hazañas y la Rúa, catedrático de historia universal, académico de Buenas Letras y futuro rector de la Hispalense. Como hermano mayor (1897-1916) defendió los derechos históricos de la hermandad ante los herederos de Gertrudis Zuazo, ante el Ayuntamiento de Sevilla y ante el propio Cabildo Eclesiástico, devolviendo a su cofradía el respeto y el esplendor de los siglos pasados, mediante un contundente proceso de restauración de los enseres procesionales y de culto –entre ellos el manto de la Santísima Virgen– en los célebres talleres de Hijos de D. José del Olmo. Patrimonio que ha llegado a nuestros días.

Prepara la hermandad para el 24 de marzo una atractiva noche nazarena sobre su memoria. Gloria Nazanerorum.

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