El atavío de la Virgen del Dulce Nombre, entre los premios Demófilo 2024
La Ronda de los armaos de la Macarena y la toca de volantes de la Esperanza de Triana, completan los galardonados
La Fundación Machado otorga estos premios para reconocer la riqueza de la Semana Santa
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La Fundación Machado ha otorgado los premios Demófilo a las artesanías de la Semana Santa en su 35 edición. Estos premios se conceden como homenaje y reconocimiento a ciertos conjuntos, instantes u obras de nuestra fiesta mayor para potenciar su valor y su riqueza devocional, artística o cultural.
De este modo, el premio a una Larga Trayectoria será a la Ronda de los Armaos de la Macarena que tiene lugar en la tarde del Jueves Santo y que se mantiene como exponente de la Semana Santa más popular. El recorrido de la centuria comienza con ritos como la recogida del teniente o del capitán de los armaos y continua con visitas al Hospital Virgen del Rocío o Virgen Macarena, el Santuario de Los Gitanos, iglesia de Santa Marina, Convento de las Hermanas de La Cruz, Ateneo, mercado de la Encarnación y Basílica del Gran Poder. Este recorrido es también como un recuerdo a la tradicional visita a los sagrarios que tenía lugar los Jueves Santos.
El segundo de los galardones, a una obra permanente es a la toca de los volantes de la Esperanza de Triana, realizada por el maestro encajero Alfonso Aguilar Martín, que reproduce fidedignamente la que se puede ver en tantas estampas antiguas o cerámicas como el azulejo de la antigua cárcel del Populo, y que ha lucido y estrenado en el septenario de la Virgen en la Parroquia de Santa Ana en este año. Con este premio también se reconoce la tarea del encaje de bolillos, un oficio tradicional que se mantiene en determinados enclaves de España y de otros países de Europa como Bélgica.
El premio a una obra efimera es al exorno de la Virgen del Dulce Nombre, rememorando la estampa de cómo salió hace 100 años del taller de Castillo Lastrucci con la toca y diadema. La imagen elevó a la máxima belleza el discurrir del palio con el particular sonido del palio de Juan Manuel, exponente del regionalismo y marchas como la centenaria también Pasan los Campanilleros que sonaron en determinados momentos de su recorrido como la subida de la Cuesta del Bacalao.
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