¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Repeticiones y repetidores
Glorias
Se cierra el círculo. Nada pasa por casualidad. La Candelaria Madre de Dios se reencontrará, cara a cara, con Jesús del Gran Poder, tres años después de aquella Santa Misión que conmovió a toda una ciudad y se escribió con letras indelebles en la historia de Sevilla. La imagen de este barrio periférico presidirá el Pregón de las Glorias de Sevilla, que declamará Milagros Ciudad en la Catedral el 26 de abril.
Así lo confirmó públicamente Ricardo López Almansa, el capataz de la cofradía, en el programa Sentir Cofrade de PTV Sevilla. Para ello, la talla será trasladada de manera íntima hasta el corazón de la ciudad, así como la propia parihuela. Al día siguiente al pregón, el sábado 27 de abril por la tarde, la Candelaria protagonizará una procesión por el centro de Sevilla, en torno a las cuatro horas de duración, y que culminará con la entrada en la Basílica del Señor del Gran Poder. Una vez culmine dicha procesión, la imagen regresará a su barrio de manera privada nuevamente.
Será sin duda una jornada para la historia de esta hermandad pero sobre todo para la propia hermandad del Gran Poder, que rememorará aquellas inolvidables semanas en que el Señor de Sevilla alcanzó los Tres Barrios para evangelizar una de las zonas más deprimidas de todo el país.
Con motivo de la primera salida procesional de la efigie mariana, el día 5 de febrero de 1967, y en vista de la gran devoción que despertó a su paso por las calles del barrio y de la feligresía de la Parroquia de la Candelaria, se reunieron unos feligreses con el párroco Rafael Pabón y decidieron fundar una hermandad. Sus primeras reglas fueron aprobadas por la autoridad eclesiástica el 22 de abril del mismo año, quedando constituida desde su comienzo en Sacramental y de Gloria, bajo el título de “Hermandad del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora de la Candelaria, Madre de Dios”.
La imagen mariana (talla completa de 1,50 m.) fue adquirida por la parroquia al escultor gaditano Juan Luis Vassallo Parodi, según una fuente en 1960, aunque parece ser que estaba esculpida en 1957. Sedente sobre un trono con el Niño en el regazo, combina en una curiosa síntesis la tradición con la modernidad, actualizando primitivos esquemas medievales. Tiene, por tanto, valor experimental, valor formal y valor creativo, siendo muy significativo que participara en la IV Exposición de Otoño a poco de concluir su hechura.
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