El Palquillo

Cartelería cofradiera: A la crisis por la saturación

  • El pintor Ricardo Suárez considera oportuno que el Consejo vuelva por unos años a la fotografía creativa para anunciar la Semana Santa.

El pintor Ricardo Suárez durante la conferencia.

El pintor Ricardo Suárez durante la conferencia. / Juan Carlos Vázquez

Una crisis provocada por la gran saturación. El pintor y escultor Ricardo Suárez ofreció el pasado miércoles una interesante conferencia en la Hermandad del Buen Fin, bajo el nombre El Cartel de la Semana Santa: Crisis en la imagen gráfica, en la que advirtió sobre la monotonía en la que está cayendo el cartel de la Semana Santa. El artista de la Puerta Real, tras analizar los principales carteles editados desde los años 30, llegó a una clara conclusión: "O se apuesta como hacen la Macarena y el Valle por figuras de primer orden, o se deja la pintura unos años en barbecho y se vuelve a la fotografía creativa, de la que hay grandes exponentes en la actualidad".

Cartel de Haretón para la Semana Santa de 1962. Cartel de Haretón para la Semana Santa de 1962.

Cartel de Haretón para la Semana Santa de 1962. / M. G.

Suárez propuso un reto a los hermanos que llenaron la casa de hermandad de la cofradía del Miércoles Santo: un repaso mental por los últimos diez carteles editados. "No logramos llegar ni a cinco. Es difícil extraer lo que está ocurriendo en la plástica de la ciudad en los últimos años". Defendió la apuesta que hace la Maestranza para huir del localismo y encargar a primeras figuras el cartel taurino para que ofrecieran su visión de la fiesta, frente a los dos estilos que imperan en las cofradías: "El preciosismo y el remordimiento".

El primer cartel en el que se detuvo Suárez fue el de la Semana Santa de 1931 de Juan Miguel Sánchez: "Es el cartel de los carteles de Semana Santa. Reúne toda la esencia y el espíritu modernista que no triunfó en Sevilla. Pone las bases de todo lo que se hace después". En 1962, Haretón realiza uno de los grandes carteles fotográficos: "Hizo en torno a 220 pruebas". En 1983, el Ayuntamiento le encarga el cartel a Carmen Laffón: "No hace falta decir más. Está todo en ese fragmento del palio de la Candelaria". En 1984, el artista figurativo Rolando Campos realiza un collage fotográfico en el que integra pintada la cara del Cachorro: "Es una gran aportación. Es un cartel de verdad. Un grito". En 1995, Francisco Maireles pinta un obra que Suárez señala como el gran cartel de la Semana Santa de Sevilla: "Le dijeron de todo. Hizo algo absolutamente distinto". También puso como ejemplo su cartel para la Macarena del año 2005, pintado con café Saimaza descafeinado: "Quise hacer algo que no se había visto en Sevilla. También me dijeron de todo". Por último, puso el foco en la pintura que recientemente fallecido Félix de Cárdenas hizo en 2016 para la Macarena.

Suárez ensalzó el valor de estos artistas por ofrecer un mensaje directo, creativo, innovador y ser fieles a sus estilos, frente a lo que se ve últimamente: "Algunos carteles de los últimos años están muy alejados del concepto. El mensaje está muy saturado. No sabemos dónde mirar. Parecen estampas de comunión". También señaló a otros autores que entraron en pánico cuando se designaron cartelistas e hicieron una pintura al uso, muy alejada de sus estilos, para gustar al capillita.

En cuanto a la fotografía, puso como ejemplos la de José Antonio Zamora, premiada por el Consejo, o la de la salida de la Soledad de la revista Cuaresma de Salazar Bajuelo. "Las dos podrían ser el cartel de este año", concluyó.

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