El Palquillo

Cuando todo cambió: el Santo Entierro Grande de 1948

La lluvia truncó la jornada y dejó para la historia imágenes inolvidables

La lluvia truncó la jornada y dejó para la historia imágenes inolvidables

Es 26 de marzo de 1948 en la ciudad de Sevilla. Tarde de Viernes Santo. Décadas después, y tras atravesar uno de los periodos más cruentos y lamentables de la historia de este país, los cofrades esperaban con expectación y entusiasmo la celebración de un nuevo Santo Entierro Grande. La corporación de San Gregorio había decaído en actividad acusada con la instauración del régimen republicano -hasta el año que nos ocupa eran los poderes fácticos quienes organizaban la procesión general conforme a sus propias decisiones- y su vitalidad se resintió de un modo más que notable. 

Los misterios de las Cigarreras y el Desprecio de Herodes juntos en el Salvador Los misterios de las Cigarreras y el Desprecio de Herodes juntos en el Salvador

Los misterios de las Cigarreras y el Desprecio de Herodes juntos en el Salvador

En plena posguerra, y para recobrar los ánimos de una ciudad devastada, la propia Hermandad del Santo Entierro, con la colaboración del Estado y Ayuntamiento, decide retomar motu proprio la práctica instaurada por los Montpensier a mediados del siglo XIX y será la primera vez en la historia que la propia corporación organice la procesión general. Y a diferencia de todas las ediciones anteriores, convocadas en base a criterios arbitrarios, la procesión del Santo Entierro Grande de 1948 se efectuó por un motivo pastoral o histórico de envergadura: se cumplían 700 años de la Reconquista de la ciudad, esto es, el mismo evento que en esta ocasión se conmemora. 

La Carretería, el Cachorro y la Lanzada se refugiaron en la Anunciación La Carretería, el Cachorro y la Lanzada se refugiaron en la Anunciación

La Carretería, el Cachorro y la Lanzada se refugiaron en la Anunciación

Y la corporación no escatimó en gastos e invitaciones: se trata del Santo Entierro Grande con un mayor número de pasos participantes, con un total de 23, récord absoluto. Aquella procesión la componían las siguientes imágenes: Triunfo de la Santa Cruz, Entrada en Jerusalén, la Cena, la Oración en el Huerto, Prendimiento, Jesús ante Anás, Desprecio de Herodes, Cigarreras, Salud y Buen Viaje, Sentencia, Jesús con la Cruz al Hombro, Tres Caídas (Triana), Exaltación, Conversión  del Buen Ladrón, Siete Palabras, Cachorro, Lanzada, Quinta Angustia, Tres Necesidades, Mortaja, Santo Entierro, Duelo y Soledad de San Lorenzo, que se incorporaba con su cortejo. 

El Señor de la Sentencia en el Salvador El Señor de la Sentencia en el Salvador

El Señor de la Sentencia en el Salvador

La lluvia

Todos los factores convergieron y la ciudad presagiaba una jornada inolvidable. A este cortejo compuesto por más de una veintena de pasos se sumaba la inclusión de hasta un centenar de participantes alegóricos: sibilas, coros angélicos, arcángeles o los padres de la Iglesia, que dotaban la procesión de un profundísimo significado histórico y religioso y que, por desgracia, se ha diluido. La cuestión es que, como no podía ser de otro modo, aquella tarde de Viernes Santo apareció la lluvia con varios cortejos ya en la calle, lo que obligó a muchas cofradías a buscar refugio instantáneo. Esta circunstancia provocó imágenes inéditas que difícilmente podrán volver a repetirse, como la estancia en el Salvador de diferentes pasos: Pasión, el Dulce Nombre, las Cigarreras o el Desprecio de Herodes. En la Anunciación se refugiaron el Cachorro, la Lanzada y el misterio de las Tres Necesidades. 

El misterio de los Caballos sale de la Catedral una vez pasada la lluvia El misterio de los Caballos sale de la Catedral una vez pasada la lluvia

El misterio de los Caballos sale de la Catedral una vez pasada la lluvia

La propia hermandad del Santo Entierro no llegó a salir, y otras como el Valle, las Tres Caídas de Triana o la Exaltación se quedaron en la Catedral. Sin duda alguna una jornada icónica por su particular desarrollo y, no menos importante, por ser la primera vez que se le dotó de un sentido puramente espiritual y alejado de la divulgación y la promoción turística, aunque esta ya es otra cuestión... 

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