La Hermandad del Santo Entierro celebrará el próximo Sábado Santo, como es conocido, un Santo Entierro Grande, que en este caso será la décima edición en la historia reciente de las cofradías. Para potenciar y visibilizar la realización de este acontecimiento, la corporación ha desarrollado, entre otras actividades, una serie de exposiciones en el Mercantil y Cajasol y la presentación de sendos logotipo y cartel conmemorativos de esta procesión, que se convoca con motivo del 775 aniversario de la restauración del culto cristiano en la ciudad. Solamente restaría, como ha ocurrido en otras efemérides de distinta índole, la composición de una marcha procesional que complete un programa de difusión e impacto social, si bien la banda de la Redención ha estrenado recientemente una marcha por este motivo bajo el nombre "Dios reinará".

Exposición GRANDE celebrada en el Círculo Mercantil e Industrial

Estas prácticas han sido habituales en la historia de las cofradías, y también concretamente en la historia del Santo Entierro Grande. En el año 1910, como tratábamos anteriormente en uno de nuestros artículos, se celebró una procesión general el Viernes Santo, con la participación por primera vez de misterios como el de la Borriquita, Montserrat o la Lanzada, que en aquel tiempo procesionaba con el Cristo de los Desamparados del Santo Ángel, al ser esta su sede canónica.

Para dicho Santo Entierro Grande, y este no es un dato muy conocido, el artista Manuel Font de Anta compuso la marcha fúnebre Camino del Calvario, partitura que a día de hoy, más de un siglo después, continúa interpretándose -de manera puntual y casi testimonial, eso sí- tras algunos pasos de palio como el de Madre de Dios de la Palma.

El compositor Manuel Font de Anta

Se da la curiosa circunstancia que esta marcha cuenta con un guion literario escrito por el compositor publicado en prensa como boceto sinfónico: "La introducción de esta obra simula los gritos de las turbas lanzados contra Jesús camino del Calvario. El primer tema de la misma es un canto lleno de tristeza a la sublimidad con el que el Redentor sufre con resignación amorosa, dejándose oír a la vez apóstrofes lanzadospor el pueblo. La segunda parte comprende la calle de la Amargura, en la que Jesús cae al peso de la cruz, óyense las trompetas romanas y el llanto de las mujeres de Jerusalén. El tercer tema indica las miradas de Jesús a la Santísima Virgen, su madre, y las últimas palabras que pronunciaron sus labios en el Gólgota. Termina este tema vislumbrándose los temas anteriores y se percibe el terremoto que sobrevino a la muerte del Justo..."

Una composición que, por tanto, podría considerarse como el himno oficioso del Santo Entierro Grande, para cuya nueva edición tan solo faltan tres semanas. Este dato curioso lo apunta Julio Gómez, quien también añade que durante esos últimos meses los cambios en la Carrera Oficial y la adaptación de las hermandades para procesionar en el Santo Entierro Grande coparon la información cofradiera. Nada nuevo bajo el sol...