El Palquillo

Se desbordaron las expectativas en San Leandro

Se desbordaron las expectativas en San Leandro.

Se desbordaron las expectativas en San Leandro. / Juan Carlos Vázquez

Este domingo terminaron las jornadas de puertas abiertas en el convento de san Leandro. Una visita solidaria con objeto de recaudar fondos para costear las reformas de un edificio que se cae a pedazos. La respuesta ha desbordado todas las expectativas: se acabaron las magdalenas y las famosas yemas de san Leandro que tanto le gustaban a Luis Cernuda. La cola para acceder (previo pago de cinco euros) llegaba hasta la plaza donde está la Pila del Pato. Junto a la venta de obras de arte cedidas de forma altruista por numerosos artistas, había visitas guiadas al cuarto convento más antiguo de la ciudad. Levantado sobre un edificio que Pedro I el Cruel (o el Justiciero) cedió a las monjas agustinas tras confiscárselo a la viuda de un adversario político. Una veintena de religiosas, la mayoría tanzanas y kenyatas, mantienen vivo este convento de clausura.

Colas para acceder al convento. Colas para acceder al convento.

Colas para acceder al convento. / Juan Carlos Vázquez

Tiene obras de Martínez Montañés (los dos Juanes), un san Juan Evangelista de La Roldana, obras asimismo de Pedro Roldán, Duque Cornejo, Jerónimo Hernández, Felipe Rivas o Sebastián Santos. Buena parte del patrimonio se perdió con el latrocinio del mariscal Soult, aunque las monjas consiguieron salvar seis Murillos que vendieron para su subsistencia. Sólo se conservan uno en Berlín y otro en Cambridge. La construcción actual se atribuye al arquitecto Juan de Oviedo. El convento de clausura ha abierto durante tres días sus puertas, con la abadesa en la entrada, convertido en una pinacoteca solidaria.

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