Como cada 18 de diciembre, la Esperanza inunda Sevilla en vísperas de la Navidad. La pandemia no ha impedido que una de las principales advocaciones marianas de la ciudad reciba la veneración de los fieles. Este año de un modo distinto. La crisis del Covid hace imposible que se deposite un beso en las manos de los iconos sagrados, pero no que cientos de devotos acudan a las plantas de estas imágenes en una época en la que, precisamente, el nombre de la Esperanza se hace más necesario que nunca.

Cultos que se mantendrán durante el fin de semana y que coinciden con la segunda desescalada establecida por la Junta de Andalucía de cara a las próximas fiestas. Por tal motivo, y en la actual situación sanitaria, las hermandades que celebran actos de veneración han establecido un protocolo de seguridad para reducir al máximo el riesgo de contagio en sus sedes canónicas.

La primera corporación en exponer a su titular ha sido la Esperanza de Triana. Desde el pasado martes la dolorosa de la calle Pureza se puede contemplar en el altar montado en la Capilla de los Marineros para la celebración del triduo en su honor. El acto de veneración se mantendrá hoy y mañana, de 10:00 a 19:40. El domingo concluirá a las 12:40. La imagen luce el manto que diseñó Juan Antonio Borrero y que bordó el taller de Caro en 1994, además de la saya de Olmo, de 1918, con dibujo de José Recio.

Un devoto se arrodilla ante la Esperanza de Triana.

Destacan en el aparato de cultos las ya clásicas lámparas de araña que se cuelgan en en este templo cada vez que se aproxima la fiesta de la Expectación, así como diversos enteres que la corporación ha adquirido recientemente en anticuarios y que vienen a engrandecer el patrimonio material de la corporación. El altar efímero ha sido diseñado por el asesor artístico José Ignacio Sánchez Rico.

La Macarena, por su parte, ha optado este año por modificar el modelo de altar de besamano que solía montarse cada 18 de diciembre. No hay escaleras ni sillón de trono en el camarín. La Virgen de la Esperanza aparece alzada sobre una pequeña plataforma donde adquiere todo el protagonismo. Se encuentra ataviada con el manto de tisú (que ha sido sometido a un proceso de limpieza por la empresa Cyrta) y la saya que las hermanas Martín Cruz bordaron en 1964 con motivo de la coronación. La restauración –que ha durado tres años– ha corrido a cargo del taller dirigido por Carla Martín Elena.

Para cumplir con el aforo permitido, la basílica cuenta con un dispositivo que calcula el número de personas que se encuentran en su interior en cada momento. Quienes acudan a contemplar a la dolorosa de la Resolana podrán, además, rodear por completo la plataforma donde se encuentra subida y venerarla desde distintas perspectivas. Especialmente singular es la que ofrece el coro del templo, al que se puede subir con la entrada del museo, cuyo precio se ha rebajado estos días a 1,5 euros.

Cola de devotos para contemplar a la Macarena.

El acto reverencial –como así lo denomina la hermandad– se mantendrá hasta el domingo. Cada jornada comenzará con un turno reservado para los hermanos (de 7:00 a 8:45). A las 9:00 se celebrará la primera misa. Media hora después la basílica se abrirá para todos los devotos hasta las 20:30, cuando tendrá lugar la segunda eucaristía.

Además de en la Macarena y en Triana, también se encuentran en veneración las imágenes de la Esperanza de la Trinidad (que estrena manto bordado por Charo Bernardino con diseño de Javier Sánchez de los Reyes, donado por los hermanos), Esperanza y Gracia de San Roque, la O, la Virgen del Sol y la Esperanza Divina Enfermera, de la Hermandad de la Lanzada.