Una de las iglesias más antiguas de la ciudad es la parroquia del Omnium Sanctorum sede de la hermandades de los Javieres, el Carmen y la sacramental de la Reina de Todos los Santos. Fue construida en 1249, aunque de esa época sólo se conservan los muros y parte de la fachada. Sufrió graves daños en el terremoto de 1356 y fue incendiada y saqueada en 1936, siendo reconstruida por el arquitecto Juan Talavera. Se reabrió al culto en 1940, siendo declarada monumento nacional en 1931. Hoy en día es uno de los lugares sagrados más visitado por cofrades y curiosos debido al valioso patrimonio que conserva.