Emoción desbordada, el rachear de los costaleros, un paso que se mece al son de las marchas, los sentimientos desbordados. La imagen de la devoción vienen a visitarnos una vez al año. Pasa bajo nuestro balcón mientras nos recuerda la fugacidad de la Semana Santa, que no es otra que la fugacidad del tiempo. Pasa la vida. Sólo hay tiempo para un rezo, santiguarse y coger unos claveles y lanzarlos al viento para que acompañen al Señor y a la Virgen en su estación de penitencia por la calles de Sevilla.
La ofrenda
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Juan Carlos Muñoz nos trae esta fotografía del diez de abril de 2009 en la que se describen las emociones del transitar de un paso
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